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y Lo que se puede disfrutar por una sola vez en la vida, más, tienes la dicha – Nostalgia Cuba


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Lo que se puede disfrutar por una sola vez en la vida, más, tienes la dicha de ser elegido y estar presente, entonces, nunca lo olvidas

Por. Henry Puente.

Seis prodigiosas manos, cuatro cubanas y dos dominicanas, verdaderas leyendas universales, tres auténticos monstruos del piano se reúnen en Los Estados Unidos, durante un festival jazzista en la ciudad de San Francisco(2017) y deslumbran con su acostumbrada y magistral perfección, haciéndole un tributo al arte y la música de Ernesto Lecuona, obteniendo un resultado genial, que deslumbró a todos los espectadores.

Las personas que escuchen sobre un concierto de homenaje que se celebró en conmemoración de la obra del legendario músico Ernesto Lecuona podrían ser perdonadas por fruncir el ceño, porque Lecuona, a pesar de su condición de extraordinario pianista, compositor y director de orquesta, es conocido por unos pocos dentro de Los Estados Unidos, una de las razones de su falta de notoriedad es que venía de una época diferente, sus primeras grabaciones se realizaron en 1927, mientras que las últimas se pusieron a encerar en 1954, recuerden que Lecuona falleció en 1963 en el exilio, España, lejos de su patria natal.

Primero estuvo Camilo, un pianista nacido en República Dominicana que, además de actuar regularmente con su trío, ha aparecido en el escenario con un quién es quién de la música contemporánea, artistas que van desde Dizzy Gillespie hasta Tito Puente y Herbie Hancock.
Camilo entró, se sentó y se lanzó a «San Francisco El Grande», tejiendo un intrincado tapiz de encaje de sonido, de ritmo delicado a veces, robusto y fluido en otras. Le siguió «¡Y la Negra Bailaba!» De la «Suite Afrocubana». Al presentar «Para Vigo Me Voy» (llamado «Say Si Si» en inglés), Camilo relató que Lecuona había estado lista para un Oscar por ese mismo número, pero que «White Christmas» había triunfado en su lugar. La melodía, hermanada con letras tanto en español como en inglés, fue ampliamente grabada. Desi Arnaz, que estaba flexionando sus cuerdas vocales en ese momento con Xavier Cugat y su orquesta, lo grabó en 1935. Cinco años después, «Say Si Si» fue un éxito en los Estados Unidos tanto para las Andrews Sisters como para Glenn Miller.The Mills Brothers salió con su propia versión en 1953, y se ha registrado innumerables veces desde entonces. En todo momento, Camilo tocó rápido y furioso en las teclas, generando una embriagadora lona de sonido construida sobre una melodía pegadiza combinada con rápidas ejecuciones de piano.

Con traje y corbata roja con pañuelo rojo a juego, Rubalcaba de anteojos entró cuando Camilo informó al público: «Es la primera vez que tocamos juntos». Nacido en La Habana en 1963, Rubalcaba surgió inicialmente como una figura importante del jazz afrocubano durante la década de 1990, y ha tocado con artistas como el guitarrista Pat Metheny y el fallecido bajista Charlie Haden. De gira por Europa, apretó las teclas del legendario conjunto cubano la Orquesta Aragon.

Luego, ambos se sentaron en el Steinway & Sons negro opuesto y se lanzaron a «Danza Lucumi».
Rubalcaba pasó sus manos arriba y abajo de las teclas, usando su mano derecha para generar un colchón auditivo de sonido. Luego fue el turno de Rubalcaba de tener el escenario para él solo para interpretar «Canción de Luna», «Ni Tu Ni No», «Malagueña» y «Danza Negra», mientras que «Danza Negra» salió de su Suite Afrocubana,1957, Malagueña, de la Suite Española,1919, expresa los ritmos bailables del sur de España y Portugal. Rubalcaba dibujó un banquete de tonos de percusión desde su piano, evocando cascadas relucientes y capas de sonido de percusión rodantes, que a veces evocaban imágenes como patinar sobre hielo, mareas avanzando y retrocediendo y una serpiente de lado.
Concluyendo, se puso de pie y se inclinó ante un aplauso entusiasta. Tomando el micrófono, Rubalcaba expuso «Es maravilloso estar aquí en San Francisco y ser parte de este homenaje. Es un desafío tocar esta música.

Entonces entró Valdés majestuoso y con la cabeza rapada, apretó las manos en dirección al público. Mejor conocido como el fundador de la legendaria banda cubana Irakere, Valdés, ha estado actuando durante más de medio siglo, Actualmente toca con sus Afro-Cuban Messengers. Nacido en 1941, Valdés es el mayor de las tres superestrellas.

El dúo se lanzó con «Gitanería», otro tema de la animada «Suite Española». Valdés produjo remolinos de sonidos mientras Rubalcaba tocaba rápido y furioso, elaborando un destilado concentrado de sonido que se elevó como una pirámide e incluso hizo referencia a compases de «Mis cosas favoritas» durante un breve interludio. Mientras tanto, Valdés se burló de Rubalcaba. Ambos hombres se pusieron de pie e hicieron una reverencia, recibiendo una sincera y sincera ovación de pie. Luego llegó el momento de que Valdés brillara con una versión reluciente, evocadora y cariñosa de «Estas en mi corazón». Finalmente, Valdés construyó un avispero tonal para «Ahí viene el chino», hizo una reverencia y recibió otra ovación de pie.

Luego presentó a Camilo, después de un abrazo, hicieron un duelo en «Canto Siboney», un clásico de 1929 interpretado por artistas como Dizzy Gillespie, Bing Crosby y Percy Faith. La melodía también apareció en la banda sonora de «Amarcord» de Fellini e inspiró la película mexicano-cubana de 1938 «Siboney».

Luego de otra ovación de pie, el trío subió al escenario para «La Comparsa», una melodía compuesta para el primer ballet de Lecuona de 1912 que luego se utilizó para el clímax de «Danzas Afro-Cubanas»(Suite afrocubana)El extravagante Camilo, la estrella de rock de la noche, volvió a tomar la delantera, y Valdés sonrió ampliamente mientras tocaba. En el clímax de la melodía, Valdés ejecutó algunos pasos de baile antes de que el trío tomara de los brazos un aplauso sostenido.

Para el bis, los tres intentaron sentarse en el mismo banco de piano. Como solo había espacio para dos, Camilo evocó una hilaridad generalizada, primero poniéndose en cuclillas en el aire para jugar antes de moverse para recuperar un banco. Más tarde, encorvado sobre el piano, derramó una melodía mientras Valdés intervenía con los acordes. Una última ovación de pie puso fin a una grandiosa e inolvidable velada, de esas que se pueden ver una sola vez en la vida……

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