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Ésta foto ganó el premio Pulitzer, en el año 1960.

Ésta foto ganó el premio Pulitzer, en el año 1960. Un sacerdote dá la última bendición a un campesino Cubano, dueño de su tierra, quien se negó a trabajar para el régimen Castrista. Fué fusilado, sin derecho a defensa, por orden del Ché Guevara, en un “juicio” que sólo duró 4 minutos. Se puede observar cómo uno de los militares reía, otro parecía ansioso por proceder con la ejecución.

CHE Al que Fidel Castro también llamó “jefe capaz y valiente”, “combatiente distinguido”, “médico distinguido” y “el más extraordinario de nuestros compañeros de revolución”, era el verdugo de la fortaleza militar, en donde primero fueron ejecutados hombres de Batista y luego opositores anticastristas, condenados en juicios sumarios, sin ningún tipo de garantías procesales.

El Che era conocido como un guerrillero frío y calculador que impuso un modelo de conducta en los juicios, en los que debía prevalecer el celo militante por encima del orden jurídico, con sentencias prefabricadas que él mismo revisaba y aprobaba.

Cuando estuvo en la Sierra Maestra, el lugar donde se fraguó el golpe a Batista, una de las máximas del Che era “ante la duda, mata”. Más tarde, ya provisto de poder y haciendo gala de una ironía cruel, mandó a más de una persona al paredón, escribiendo: “DALE ASPIRINA”.

Adoctrinamiento

Con el paso del tiempo, el régimen castrista dejó de utilizar los fusiles contra el pueblo y dio paso a otras herramientas como la vigilancia y el adoctrinamiento, además del control del alimento como mecanismo para mantener diezmados a los cubanos.

La imagen del Che y sus ideas siguen vigentes en cada rincón de Cuba. Los padres no pueden oponerse al adoctrinamiento del régimen, pues es considerado un delito y pueden afrontar penas de hasta tres años de prisión. El año pasado, un matrimonio de pastores cubanos terminó en prisión por intentar educar a sus hijos en casa.

Los textos que se les asignan a los niños en las escuelas presentan a quienes siguen ostentando el poder como los “héroes de la revolución”. No es extraño que a un estudiante se le dé como tarea pintar la gorra del Che o el uniforme verde olivo de Fidel Castro.

Los pequeños también son obligados a asistir a eventos públicos, en donde deben portar pancartas y gritar arengas alusivas a las consignas del régimen. Tampoco es inusual que los lleven a casas de opositores para que participen en los llamados actos de repudio, donde se agrede verbalmente a quienes disienten y se les provoca con atentados y ultrajes a sus viviendas.

Por todo esto, la fotografía del hombre de rodillas que prefirió perder la vida y no claudicar a sus principios frente a la revolución castrista, sigue siendo un llamado al mundo para que se conozca el talante criminal del Che, a quien la izquierda radical ha endiosado y toma como guía para adoctrinar e imponer falsos ideales.

Entretanto, los cubanos amantes de la libertad siguen anhelando que llegue cuanto antes a la isla la democracia promovida por el apóstol José Martí, pues no quieren que sus hijos sean como el Che.

dcastrope@diariolasamericas.com
@danielcastrope

Es de Andrew López, hecha para United Press International y ganó un premio Pulitzer, en 1960

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