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Aunque esto nunca llegó a duelo, si es bien conocido que habían grandes conflict

Aunque esto nunca llegó a duelo, si es bien conocido que habían grandes conflictos entre Carlos Manuel de Céspedes y Salvador Cisneros Betancourt. Todo empezó cuando Céspedes le dió el golpe a Aguilera. Cisneros era partidario de Aguilera pues fue él quien lo reclutó. Cisneros y Aguilera eran similares. Adinerados, cauteloso y sin mucha bulla. Céspedes era mas arrogante y radical, Cisneros nunca creyó el cuento de Céspedes. Céspedes no quiso entregar la papelería. El dijo que era personal y no presidencial. Esa papelería fue capturada en San Lorenzo y sirvió de mucho para el espionaje español. Aquí les voy a presentar a Félix Figueredo, quien fuera el ariete de Cisneros contra Céspedes. Disculpen lo largo de lo que será lo que les dejo , pero me parece bien explícito. Como siempre agradecer a mi hermano Jose Mario Viamonte y William R Hernández.

FÉLIX FIGUEREDO DÍAZ 185
Ya Céspedes estaba cansado de tanta exigencia, se sentía lastimado con
el estilo que se empleaba en los escritos a él dirigidos, sin embargo, ,no
pierde el tono cortes, pero enérgico en sus contestaciones.
El General Máximo Gómez, que para todos los historiadores no participó
en la conjura contra Céspedes, escribe una de sus tantas cartas a su amigo
Félix Figueredo, siendo éste Secretario de la Guerra y le dice:
«Siento que en esa carta te ocuparas tanto de Carlos Manuel, es decir, de
vituperar tanto su conducta como hombre político, pues lo creía innecesario,
sabiendo como yo y todos, que estando designada por todos su deposición,
sacar a relucir ciertos hechos no nos hace mucho favor. Así pienso yo por el
bien del país y por nuestro decoro, pues de lo contrario nos pareceríamos a
los españoles, que teniendo o no razón hacen siempre como ahora con
Castelar, que después de caído lo insultan y desprecian. Bien sé que esa es
la condición humana, pero sé también que tienes muy buen juicio, y no
dejarás de comprender que estas cosas no conducen a nada bueno. Bien
sabes la actitud de los camagüeyanos con respecto a Céspedes, pues sin
embargo, después de su caída nadie se ha ocupado más de él, sino para
compadecerlo, porque no tuvo tino ni acierto en su gobierno. Con respecto a
mí ¿cómo podré olvidar el 8 de junio de 1872 en el Peladero? En aquel día y
en aquel lugar me infirió Céspedes una ofensa y sin embargo, la recuerdo
compadeciendo su situación que comparado con la que él me condenó en
aquella época, resulta más triste, pues yo tuve muchos soldados que me
sintieron y algunos amigos que se dignaron pasar muchos años haciéndome
compañía en mi triste rincón. Habla pues, amigo, a esos patriotas para que
nadie se ocupe de Céspedes, que lo embarquen si así conviene, y que nos
deje acá tranquilos proseguir la guerra a los españoles.»177
Dice Hortensia Pichardo: «Da pena, porque eran cubanos, porque eran
revolucionarios los que escribían esas cartas, leer la correspondencia
dirigida por los miembros del nuevo gobierno al expresidente. Con qué
dureza, con qué actitud le trasmite las órdenes del gobierno su implacable
enemigo Félix Figueredo, Secretario interino de la Guerra».178

177 Castellanos, Gerardo. Obra citada, pp. 186-187.
31, Correspondencia de Félix Figueredo. Revista Cubana. La Habana. Tomo V I I. p . 4 1 5 .
186 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD PÚBLICA
Tiene razón Hortensia Pichardo en su comentario sobre el estilo dic-
tatorial, agrio, duro de las cartas que le dirigieron a Carlos Manuel de
Céspedes.
Ahora bien: las reclamaciones de documentos, de claves, de nombres,,
que le hacen al expresidente, está justificada, más que justificada. Esa
correspondencia que estimaba Céspedes de carácter particular sirvió, des-
pués de ocupada por los españoles, para detener, perseguir o fusilar a
muchos cubanos que eran agentes confidenciales de la Revolución.
La correspondencia entre el Secretario de la Guerra y el expresidente
continúa. El Dr. Figueredo le escribe y Céspedes le responde.
El hombre de «La Demajagua», ya sólo tiene una aspiración en esta
polémica, que le llegue la ansiada autorización para marcharse al extranjero.
Pero el permiso no acaba de llegar. Al Gobierno no le interesa que Céspedes
salga del país.
El 29 de diciembre de 1873 al trasladarse el equipo gubernamental’
desde Arroyo de Güira, donde está acampado, recibe Céspedes el siguiente
escrito:
«C. Carlos Manuel de Céspedes. Distinguido C,: El Gobierno tiene que
moverse y emplear algunos días en asuntos de interés; y como a V. tal vez no
le tenga cuenta permanecer en su seno; puede quedarse o continuar, como
más convenga a su personalidad. Si prefiere quedarse, el campamento del
Comandante Beola brinda seguridad, y esto porque el Gobierno no puede
facilitarle una escolta como quisiera hacerlo; y si desea acompañarnos, puede
verificarlo. De cualquier modo, es el deseo del Gobierno que V. elija lo que le
convenga; quedando los negocios con V. pendientes a la mira de resolverlos
tan pronto pueda hacerse. Reitero* a V. las pruebas de toda mi
consideración. P. y L. Arroyo de la Güira, 27 de diciembre de 1873, 6“ de
nuestra Independencia. El Secretario' de la Guerra. Félix Figueredo.»32
Céspedes ni tardo ni perezoso respondió de inmediato al Secretario' de la
Guerra, con esta carta:
«C. Secretario de la Guerra: He recibido la atenta comunicación de V.
fechada en el día de hoy, por la cual se sirve manifestarme que el Gobierno
ha resuelto que puedo continuar en su compañía o quedarme, como más me
convenga; en cuyo último caso tiene a bien indicarme que
52 Pichardo, Hortensia. La muerte de Céspedes. «Bohemia.» Año 61. No. 13. Marzo 28 de 1969,
p. 101.
FÉLIX FIGUEREDO DÍAZ 161
En este aspecto hay varias opiniones, pues al comienzo de la conspiración
de Bayamo, dice Leonardo Griñán Peralta, que Félix Figueredo era muy
amigo de Pancho Maceo Osorio, con quien había compartido la opinión de
que Francisco Vicente Aguilera debía ser el Presidente de la República y no
Céspedes. El doctor Figueredo, Jefe de Sanidad de Oriente desde el 30 de
abril de 1872, fue, además, íntimo amigo de Máximo Gómez y Calixto
García. Hay una carta de Félix Figueredo (23 de junio 1873), que se refiere a
Carlos Manuel de Céspedes, al Dr. Bravo Senties y a la Cámara. De ella son
estas palabras: «¡Quiera el cielo que la intimidad del doctor Bravo no le
ocasione (a Carlos Manuel de Céspedes) dolores de cabeza! algunos
Diputados trabajan a la sordina; pero al tiempo…»155
Cuando el intento de dictadura de Mármol, Figueredo declaró que se
había unido a ese movimiento insurreccional —el primero iniciado durante
la Guerra de los Diez Años contra Céspedes—, junto con Máximo Gómez,
para dentro del mismo combatirlo y aislar la nefasta influencia de Eduardo
del Mármol, y fue él quien habló ante el Presidente Céspedes y le significó el
mal efecto que había hecho su auto- designación de «Capitán General».
Nada sabemos de las relaciones de Félix Figueredo con Carlos Manuel de
Céspedes antes del 10 de Octubre de 1968. Sólo que eran amigos, hermanos
masones, además asiduos concurrentes a la Sociedad Filarmónica y que
Félix Figueredo se casó con una prima de Céspedes, la joven Micaela del
Castillo, hija del Dr. Lucas del Castillo, íntimo amigo y compañero leal del
hombre de «La Demajagua» y que fue su Secretario de la Guerra en uno de
los períodos de su gobierno.
Por eso acudimos a Fernando Figueredo Socarrás, testigo presencial de la
deposición de Céspedes y de la visita que los nuevos gobernantes hicieron al
expresidente. Es el mejor notario de estos hechos. A él tenemos que creerlo
más que a interpretaciones y elucubraciones de otros historiadores.
Por lo tanto no debemos juzgar sin un debido examen, sin que ello
signifique exclusión de la culpabilidad que le corresponde a Félix Figueredo,
no como responsable único de la persecución injustificada que se siguió
contra Céspedes, inmediatamente después de su deposición.

155 Griñán Peralta, Leonardo. «Carlos Manuel de Céspedes.» Universidad de Oriente,
Santiago de Cuba. 1954, p. 152.
POLÉMICA DEL GOBIERNO DE CISNEROS CON CÉSPEDES
El Dr. Félix Figueredo era de un carácter rectilíneo, patriota, amante de
la libertad, pero inexorable ante los hechos que estaban en pugna con los
principios revolucionarios. Aplicaba la ley a todos sin excepciones.
Al iniciar su actuación como Secretario de la Guerra el primer problema
que tiene que confrontar es: Carlos Manuel de Céspedes. Tiene que asumir la
responsabilidad de recibir la documentación de la guerra que se encontraba
en poder del presidente destituido.
Este aspecto era de una importancia vital para los nuevos gobernantes
que llegaron al poder noveles a dirigir la Revolución y querían tener
antecedentes de lo que se había hecho hasta el presente.
A los dos días de la deposición de Céspedes, sin entregar aún los archivos,
se inicia el primer choque con el Secretario interino de la Guerra, al dirigirle
éste un escrito con fecha 29 de octubre de 1873, al General Manuel Calvar,
acerca de sus soldados, que dice así: «Las dos importantes operaciones que
simultáneamente han de emprenderse por las fuerzas de su digno cargo y las
circunstancias de no haber concurrido todas las que se esperaban con ese
objeto, han sugerido al Gobierno la medida que se recojan los números que se
encuentran en la residencia del ciudadano Carlos Manuel de Céspedes para
incorporarlos al ejército de operaciones. Y a fin de que dicho ciudadano no
carezca de las garantías consiguientes al elevado puesto que acaba de
desempeñar, mientras que el Ejecutivo se hace cargo de los archivos y demás
dependencias del Gobierno y decida lo conveniente al ulterior destino de
aquél, se le hará saber que se aproveche de la custodia del Gobierno,
trasladándose a su residencia con lo cual se llenan ambos fines». Y el General
Calvar dio traslado de la comunicación oficial al Presidente Céspedes, con la
siguiente nota: «Y lo hago saber a usted
[27/5 8:47 PM] +53 5 3296382: 188 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD PÚBLICA
El 23 de febrero de 1874, recibe Céspedes el último escrito del Dr. Félix
Figueredo, negándole el permiso para ausentarse de la manigua. Dice así:
«En el Consejo de Gabinete celebrado el 8 del corriente se leyó su
comunicación fecha 2 de noviembre último, y respecto a su contenido se
acordó contestarle que este Gobierno no cree conveniente en manera alguna,
que sin causa poderosa y justificada, salgan fuera de su territorio los que en
él militan y le deben forzosamente sus servicios; y que en cuanto a que su
presencia pudiera servir de muchos descontentos y transgresiones de la ley,
el Gobierno espera que eso no sucederá confiado en su celo, en su patriotismo
y en el que hasta la fecha no han desmentido los ciudadanos de la República.
Lo que comunico a V. para su inteligencia. Ciego de Najaza, febrero 23 de
1874. Secretario de la Guerra interino. Félix Figueredo.»182
Como se observará se le responde a la solicitud del pasaporte para
abandonar la Isla, presentada con fecha 8 de noviembre de 1873, el 23 de
febrero de 1874. Después del «célebre» alegato a la Cámara de Cisneros.
Con este acuerdo se. terminaron las esperanzas de Céspedes. Sus
adversarios habían triunfado.
Con razón dice Castellanos: «Deja cortada definitivamente su suprema
aspiración de avecindarse en el extranjero. Es una sentencia que le impone
la obligación de ambular sin plazo e indefenso por la manigua… y sin
derecho a nada, porque no es soldado ni funcionario. Es Céspedes, no tiene
par.»183

182 Portell Vilá, Herminio. Obra citada, p. 227.
183 Castellanos, Gerardo. Obra citada, p. 212.
FÉLIX FIGUEREDO DÍAZ 187
el Campamento de Beola brinda seguridad, el supuesto de que el Gobierno
no puede facilitarme una escolta como quisiera hacerlo, y por último, que los
negocios conmigo pendientes quedan a la mira de resolverlos tan pronto
como se pueda. Agradezco profundamente los buenos deseos del Gobierno
con respecto a mi persona, y aprovechando ese permiso prefiero no seguir
marcha; pues aunque para mí sería muy honorífico no me lo permite el
estado de mis cabalgaduras. En todo tiempo y ocasión estoy a las órdenes
del Gobierno por todo lo que sirva mandarme en obsequio de nuestra patria.
Por manifestación verbal de V., quedo enterado de que pueden
acompañarme (y doy las gracias) mi hijo Carlos Manuel y mi hermano
político José I. Quesada. Soy de V. con la mayor consideración, P. y L.
Arroyo de la Güira. 27 de diciembre de 1873. 6° de N.I. Carlos Manuel de
Céspedes.»179
Pero el Gobierno no concede la autorización a Céspedes para abandonar
el país. En el último acuerdo del Consejo de Secretarios, que notifica el Dr.
Félix Figueredo, le significa: “quedando los negocios pendientes…» Todos
eran pretextos para retener en Cuba al expresidente. El Gobierno de la
República en Armas como dice Castellanos: «le dieron por cárcel la manigua
en la cual los españoles bien pronto le sorprendieron»180
El error de Céspedes fue el mantenerse en San Lorenzo, debiendo
aprovechar la oportunidad que se le brindaba del campamento del Co-
mandante Beola, pero el expresidente no quería aceptar ninguna sugerencia
de amparo gubernamental, lo había dejado a su suerte y él corría el albur.
Pero a Céspedes no lo deja tranquilo el Gobierno de Cisneros. Lo
persigue, lo mortifica. En febrero de 1874, el Dr. Félix Figueredo tramitó
una orden del Presidente de la República, Cisneros Betancourt, disponiendo
que el Comandante José Ignacio de Quesada, cuñado de Céspedes, se
presentara al Gobierno para recibir instrucciones.181
Sin embargo, Céspedes se muestra sereno. Está esperanzado en la
autorización para irse a Jamaica, donde su mujer, Ana de Quesada y su
secretario Carlos del Castillo, le tienen preparado el viaje, pero él dice
siempre esperen que me faciliten el pasaporte..

179 Castellanos, Gerardo. Obra citada, p. 188.
180 Castellanos, Gerardo. Obra citada, p. 189.
181 Castellanos, Gerardo. Obra citada, p. 192.



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