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«El movimiento de los Soles y Rayos de Bolívar tuvo ramificaciones en La Habana,

«El movimiento de los Soles y Rayos de Bolívar tuvo ramificaciones en La Habana, Pinar del Río y Matanzas, y es muy probable que contara con el apoyo de núcleos revolucionarios de Puerto Príncipe y Oriente. En esta conspiración, la primera en importancia de las ocurridas en Cuba antes de la que diera inicio a la guerra de independencia, participaron jueces, sacerdotes, regidores, alcaldes, oficiales de milicias, propietarios, artesanos y escritores. Entre estos últimos, destaca el poeta José María Heredia, quien sería, con toda justeza, el Poeta Nacional de Cuba, y creador de la estrella como símbolo patriótico primero de los cubanos.»

Bermúdez Jorge, La invitada de la luz, Ediciones Bachiller, La Habana 2007.

La tuberculosis contraída en su destierro, cobró la vida de José María Heredia el 7 de mayo de 1839 en México. Fue enterrado en el antiguo cementerio de Santa Paula. Ocho años después, al clausurarse este camposanto, y no presentarse ninguna reclamación a sus restos, estos fueron lanzados a una fosa común del cementerio de Tepellac. No se conoce la localización exacta de su lugar de reposo eterno ni el destino de su lápida; aunque no es necesario porque Heredia vive en sus inmortales versos como la Estrella de Cuba que a continuación comparte A Mediodía en Punto como homenaje a su memoria.

La Estrella de Cuba
José María Heredia

¡Libertad! ya jamás sobre Cuba
Lucirán tus fulgores divinos.
Ni aún siquiera nos queda ¡mezquinos!
De la empresa sublime el honor.
¡Oh piedad insensata y funesta!
¡Ay de aquel que es humano, y conspira!
Largo fruto de sangre y de ira
Cogerá de su mísero error.

Al sonar nuestra voz elocuente
Todo el pueblo en furor se abrasaba,
Y la estrella de Cuba se alzaba
Más ardiente y serena que el sol.
De traidores y viles tiranos
Respetamos clementes la vida,
Cuando un poco de sangre vertida
Libertad nos brindaba y honor.

Hoy el pueblo, de vértigo herido,
Nos entrega al tirano insolente,
Y cobarde y estólidamente
No ha querido la espada sacar.
¡Todo yace disuelto, perdido…!
Pues de Cuba y de mí desespero,
Contra el hado terrible, severo,
Noble tumba mi asilo será.

Nos combate feroz tiranía
Con aleve traición conjurada,
Y la estrella de Cuba eclipsada
Para un siglo de horror queda ya.
Que si un pueblo su dura cadena
No se atreve a romper con sus manos,
Bien le es fácil mudar de tiranos,
Pero nunca ser libre podrá.

Los cobardes ocultan su frente,
La vil plebe al tirano se inclina,
Y el soberbio amenaza, fulmina,
Y se goza en victoria fatal.
¡Libertad! A tus hijos tu aliento
En injusta prisión más inspira;
Colgaré de sus rejas mi lira,
Y la Gloria templarla sabrá.

Si el cadalso me aguarda, en su altura
Mostrará mi sangrienta cabeza
Monumento de hispana fiereza,
Al secarse a los rayos del sol.
El suplicio al patriota no infama;
Y desde él mi postrero gemido
Lanzará del tirano al oído
Fiero voto de eterno rencor.

Publicación de A Mediodía en Punto
Compartido por Michael Varona

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