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Las dos guerras de independencia tuvieron en las camagüeyanas apoyo valioso, y e

Las dos guerras de independencia tuvieron en las camagüeyanas apoyo valioso, y es importante nombrarlas para conjurar esa muerte verdaderamente definitiva que es el olvido.

“Ve, cumple con tu deber, y que cuando vuelva a abrazarte seas un hombre libre”. – Ana Josefa Agüero Perdomo

Cuando Joaquín de Agüero decidió alzarse en la manigua y cuando se despidió de su esposa Ana Josefa ésta lo abrazó diciéndole “Ve, cumple con tu deber, y que cuando vuelva a abrazarte seas un hombre libre”.

Ana Josefa colaboró con la causa independentista, no solo siguiendo los ideales de su esposo sino además, en tareas docentes, fundando en 1842 una escuela gratuita en Guáimaro para niños, a los que iniciaron en las primeras letras y en rudimentos de ciencias, la mayoría de esos escolares eran hijos de los esclavos manumitidos por ambos.

Su casa fue punto de reunión donde varias jóvenes camagüeyanas se reunieron a preparar hila y vendas para los heridos, escarapelas cubanas, y la bandera que debía enarbolar Joaquín. A ella se debe la gloria de haber sido, tal vez, la autora de la primera bandera de la estrella solitaria que se confeccionó en el país.

El 30 de junio de 1851, envía una carta a su esposo, que fue ocupada por fuerzas españolas, donde expresaba:

“(…) ¡OH¡ esposo mío; ¡quien tuviera la dicha de hallarse allí en ese momento supremo! Con cuanto placer estrecharía entre mis manos la de cada uno de esos caudillos (…)”
, y más adelante:

“Mi bien, mi soldado, me parece que ninguna ofrenda puedo hacerle más grata ni más oportuna que la bandera de nuestra patria, así es que con placer indecible la proyecté y la trabajé ayer “

Después del fusilamiento de Joaquín de Agüero y sus compañeros sus bienes fueron confiscados por el gobierno, sintió en carne propia la violenta represión desatada por las autoridades coloniales lo que la llevó a abandonar la isla con sus dos hijos, el varón muy enfermo, falleció un tiempo después.

Durante varios años residió en Nueva York, allí siguió luchando por la libertad, y a menudo repetía la frase de su esposo en la víspera de su ejecución. – “Y ese pueblo ¿qué hace?”

Muere en Nueva York el 25 de diciembre de 1868) a los cuarenta y ocho años, apenas iniciada la gesta independentista.


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