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LA HUMILLACIÓN Y EL TOTAL IRRESPETO, LAS TERRIBLES EVALUACIONES A LOS ARTISTAS E – Nostalgia Cuba

LA HUMILLACIÓN Y EL TOTAL IRRESPETO, LAS TERRIBLES EVALUACIONES A LOS ARTISTAS EN CUBA, OTORGANDO (A, B y C)
Históricamente me preguntó sin encontrar respuesta ¿ A quién se le habrá ocurrido evaluar, como si de una factoría se tratase, a los grandiosos artistas cubanos ?…..

Por. Henry Puente.

Junto a la intérprete cubana más famosa en todo el Mundo, quién resulta también, internacionalmente, la más conocida, Celia Cruz, la mayoría de los boleristas como Olga Guillot, Ñico Membiela, Blanca Rosa Gil, Óscar Martín, Orlando Vallejo, Orlando Contreras, Xiomara Alfaro, La Lupe, Doris de la Torre, Ela O’ Farrill etc. Se montaron en el avión para no regresar, lo mismo sucedió más tarde con los baladistas, Luisa María Güell, Jorge Pais, Georgia Gálvez, Marta Strada, Meme Solís etc. Estos también optaron por irse a otros lugares del Mundo. Después llegaría otra generación de famosos que eligieron seguirlos, Annia Linares, Mirtha Medina, las hermanas Diego, Maggie Carlés, Albita Rodríguez, Osvaldo Rodríguez, María Antonieta, Alfredito Rodríguez, Cristina Rebull etc. Los que se quedaron se convirtieron en sombras. Un día por casualidad vi a Lino Borges caminar con un raído casimir azul de rayas por el malecón, le pregunté con afecto ¿ Que dónde estaba cantando ? La voz de oro del Conjunto Casino me dijo con una dolorosa sonrisa: «en la ducha».

Equivocamente metieron a todos los músicos y cantantes en un mismo saco, en algo nombrado «Centro de Contrataciones», te podías encontrar en ese lugar haciendo una cola para gestionar trabajo con Esther Borja o Esther Montalbán (la pícara pianista), o al tramoya de cualquier orquesta, fue en ese momento cuando se crearían jurados para medir la calidad de los cantantes y músicos, comenzando el bodrio llamado «Evaluación artística de niveles» algo inexistente en otro lugar del Mundo.

Aunque verdaderamente sería más honesto catalogarlo, como el desmesurado atropello e irrespeto hacia los artistas nacionales, ya que según la absurda letra que les fuese otorgada, A, B o C, se les permitía trabajar en la televisión, grabar un disco, o presentarse en un cabaret, lo más triste, nadie escapó de la evaluación, ni Barbarito Diez, la voz del danzón, ni Rosita Fornés, la diva cubana más grande de todos los tiempos, ellos igualmente tuvieron que pasar por esa humillación, o el terrible caso de Marta Strada, la primera baladista del país, la súper estrella preferida en los años sesenta, a quien una humillante letra C le impidió hacer televisión por más de diez años. Es apabullante conllevando vergonzoso, y ahora me refiero a los que quedaron en la isla, muchos de ellos aún vivos, que cantantes colosales, grandiosos en currículum y triunfos, poseedores de carreras e historias importantísimas, con la talla de Elena Burke, Beatriz Márquez, Leonora Rega, Miriam Ramos, Roberto Faz, Héctor Téllez, Miguel Ángel piña, Argelia Fragoso, Farah María, existen muchos más, hayan sufrido semejante aberración. Solo el público, el éxito y la aprobación popular pueden evaluar a un artista, y no parámetros ridículos inventados por personas incapaces repletas de frustración y envidia. Por referirme a otro lugar del planeta, me encantaría saber que letra le hubiesen otorgado a una extraordinaria artista como Raffaella Carrá, sí hubiese sido juzgada por los parámetros cubanos de la evaluación artística.

Posteriormente a esté descalabro y después de muchas injusticias, fue tanta la vergüenza, que alguien decidió inventar la nombrada A* por otorgamiento, que suponía debían entregarle a unos cuántos eméritos, pero esto no importó, el daño a tanto maltrato ya estaba hecho.

Otra pregunta interesante que me hice: ¿ Cómo es posible evaluar a Juana Bacallao? Juana no posee el menor conocimiento musical, pero eso jamás le impidió ser lo que es, una inmensa e irrepetible diva del humor. Pues la negra única y genial fue citada para ser evaluada, entonces se apareció ante el jurado, con la ropa tiznada y, en la mano, un fragmento de partitura quemada y dijo: «ustedes perdonen señores del jurado, pero un incendio devastador acabó con mi casa, y esto es lo único que ha quedado de mi música». Los dejó sin palabras, los cubanos desde mucho hemos aprendido a burlarnos de nuestras propias tragedias.

Debo aclarar, que de está atrocidad fueron víctimas todas las manifestaciones artísticas cubanas, sin excepción, ninguna escapó de ella, actores, bailarines, coreógrafos, directores, junto a todas la demás, no pudieron escapar en ser condenados o pasar su cabeza por la guillotina impudicamente. Otra puñalada a la música popular fue la intervención de todas las disqueras y su fusión en una disquera única, la EGREM, Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales. ¿Su política musical? Según se mire. Durante sus primeros años, grabó sólo música elaborada, culta, clásica o como quieran decirle, la ingenua pedagogía creía que la cultura se podía imponer por decreto.

Por todo lo explicado, desde mi punto de vista, la evaluación artística, creada con la intención de medir, reafirmar, juzgar, colocar, otorgar, pagar, poner, aprobar y quitar a un cantante u otro artista de cualquier disciplina, para finalmente destruirlo, asombrosamente en Cuba aún continúa vigente…

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