Guillermo Barreto “Barretico” Fue un músico genial, heredero de su padre. Su primo, Bebo Valdés, estaba inmerso en la creación de su ritmo batanga, cuando Barreto comenzó a incursionar en la percusión con la orquesta del maestro Obdulio Morales. A Barreto le llamaban “pata de loro”, por su peculiar andar a pasitos cortos. Atildado y muy escrupuloso, vigilaba su aspecto personal y el de su entorno.
En los años 1950 llegó a La Habana Tommy Dorsey y su orquesta, y el gran drummer Buddy Rich hizo sentar en su trono a Barreto tras la batería. Muchos elogios sobre el joven cubano emitió el hombre que junto a Gene Kupra llevó el drums a la primera línea del coro y lo convirtió en un super instrumento.
El joven Barreto trabajó en los cabaret Tropicana y Sans Souci, en el canal cuatro de televisión cubana y compartió escenario con Nat King Cole y Johnny Richards. A pesar del contacto con la escuela estadounidense, el drummer se calificaba a sí mismo como “guardián de la clave cubana”. En 1958, junto a Frank Emilio Flynn, fundó el Quinteto de Música Moderna que después se transformaría en Los Amigos. Para las nuevas generaciones resultó un descubrimiento la incursión de Los Amigos en esa pieza de museo viva e invalorable, el filme Nosotros la música, del realizador Rogelio París.
Tata Güines atacaba las congas; Frank Emilio, el piano; Barreto, los timbales; Orlando (Cachaíto) López y Orlando Hernández el contrabajo; Jesús O'Farrill la flauta; Helio Valdés el violín; Roberto García los bongoes; en la percusión menor Gustavo Tamayo (güiro, quijada y claves) y Ricardo Pérez (güiro). Barreto deslumbraba por su soberbio y virtuoso baqueteo, que sobresalía en los “solos”, y también como acompañante.
Sin abandonar Los Amigos fue uno de los grandes fundadores de la Orquesta Cubana de Música Moderna, junto a Chucho Valdés, Enrique Pla, Paquito de Rivera, Carlos del Puerto y Carlos Emilio Morales. Los duelos entre Pla y Barreto fueron antológicos. Esa orquesta refrescó el panorama musical de la Isla en esa época, pletórico de ritmos (mozambique, pilón, pa´ca, simalé, dengue) y sacó a la palestra a jóvenes músicos que harían época en años posteriores.
Barreto también ofició como productor en los discos Aché y Aché II, de su compañera en la vida Merceditas Valdés. Poco antes de su deceso había asistido a la mezcla del disco The Spirits of Havana de la canadiense Jean Bunnet.