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Cómo fue la última pelea de Kid Chocolate? Un relato pormenorizado de aquel comb

Cómo fue la última pelea de Kid Chocolate? Un relato pormenorizado de aquel combate lo haría en la revista Réplica, de Miami, en 1971, el ya aludido Jess Losada que, a pedido de Pincho Gutiérrez, asumió la encomienda de dirigir el entrenamiento previo al encuentro y tutorar al púgil, el día en cuestión, desde la esquina del cuadrilátero.

Pincho insistió en que Chocolate se retirara luego de su enfrentamiento con Fillo Echevarría, el 10 de marzo de 1938. Esa vez el Kid salió al ring con un coraje sicológico que apenas halló respaldo en su ya abatida anatomía. Aun así, pidió a Pincho que no lo retirara; debía dinero. Prometió a su mentor que se cuidaría como nunca antes. Pincho accedió. Encerró al boxeador en el campamento deportivo que le propició el jabonero Ramón Crusellas y se dedicó a buscarle un contrario con nombre, pero acabado. Ese rival resultó ser, como ya se dijo, Nicky Jerone.

Llegó el día del encuentro. Al subir al ring, Chocolate fue saludado con una ovación que destilaba admiración y cariño. Cuando, al final del combate, Cuco Conde, que oficiaba de árbitro, levantó un brazo a cada uno de los boxeadores en señal de empate, aquella multitud que había acudido al coliseo a ver ganar a Chocolate guardó un largo y angustioso silencio. La pelea resultó una confrontación patética entre un pobre Jerone, que pretendió dar el máximo sin tener con qué hacerlo, y un gran estilista que rendía su postrer esfuerzo pidiéndole al cuerpo lo imposible.

Recordaba Losada que al finalizar el séptimo round, Chocolate llegó exhausto a la esquina. Trató de ayudarlo a sentarse. No pudo porque se lo impidió la rigidez de las articulaciones de las rodillas del campeón. Losada se aterrorizó. Preguntó a su pupilo si podía proseguir el combate y le manifestó su decisión de suspenderlo. Faltaban tres asaltos para que finalizara la pelea. Chocolate respondió que Jerone estaba peor y que lo dejara continuar y acabar. Se mantuvo de pie, en la esquina, durante los descansos correspondientes al séptimo, octavo y noveno asaltos. Aquel cuerpo elástico y armonioso que, en sus buenos tiempos, revoloteaba sin parar en torno a su adversario —escribía Jess Losada en la revista Réplica—, se había convertido en una gimnasia angustiosa de espasmos musculares dirigida por el esfuerzo mental de un genio del boxeo.

Llegaba el momento culminante de la noche del 17 de diciembre de 1938. Cuco Conde, en señal de empate, levantó el brazo de los dos contendientes. Ni vencedor ni vencido. El público enmudeció de asombro, pero no demoró en comprender, con indulgencia y agradecimiento, que fue una decisión justa y humana. El rostro de Chocolate traslucía una expresión sombría: era su adiós al deporte que le había dado notoriedad mundial.

Aquella noche imborrable Pincho Gutiérrez y Jess Losada siguieron al Kid hasta su camerino. Chocolate sudaba a mares. Pincho abrazó al boxeador y le dijo casi en su susurro: «Esta es tu última pelea».
Fuente: Ciro Bianchi.
Momentos después, Eligio Sardiñas, Kid Chocolate, abandonaba el coliseo. Iba llorando.


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