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Bufo, bufos o teatro bufo, en el contexto de la dramaturgia, se llama a un géner

Bufo, bufos o teatro bufo, en el contexto de la dramaturgia, se llama a un género de teatro popular, de estilo mixto, satírico y musical, emparentado con la zarzuela, el sainete, la parodia y el apropósito.​

Un importante género dentro del teatro popular cubano del siglo XIX lo constituye el Teatro Bufo cubano. El bufo era un teatro satírico y paródico y su eficacia descansaba en la gracia y picardía de sus intérpretes y en la relación cómplice que estos conseguían con los públicos. La concurrencia de la música y el baile, del humor – en particular la del choteo cubano –, la preponderancia del intérprete y su especial relación con el público fueron los elementos fundamentales que caracterizaron a esta expresión teatral. Se mantuvo en los escenarios durante el último tercio del siglo XIX, aunque se desarrolló en dos etapas fundamentales: 1868-1869 y 1878-1900. Ambas etapas estuvieron determinadas por el clima político del momento. Sus espectáculos obtuvieron gran aceptación popular y aunque el género tuvo muchos detractores, también encontró ilustres defensores.

El teatro bufo ha formado parte de la cultura cubana desde tiempos algo remotos. Sus obras llevadas a la escena fueron reflejo de la cotidianidad isleña desde lo satírico, acompañado de una música que se afincaba en los ritmos cubanos. Autores de reconocido prestigio figuran en la nómina de quienes concibieron tales obras que, para mayor valor dentro de las profundas raíces de la cubanía, expresaron la defensa de la nación, de su dignidad, en diferentes contextos.

El fin de la Guerra de los Diez Años propició el regreso a la isla del teatro bufo, que había sido prohibido durante la guerra por sus agudas sátiras pro cubana y que había provocado en 1869 la represión en el Teatro Villanueva, donde una obra bufa despertó los sentimientos de cubanía del público habanero, cruelmente reprimido por las milicias de voluntarios españoles. Poco a poco se volvieron a poner en teatros de barrios habaneros obras bufas sostenidas en principio por Candini y su pequeña compañía.

En 1877 tres importantes actores y empresarios unen sus esfuerzos para formar una buena compañía de teatro bufo: Cardini, Salas y Napoleón crearon la compañía «Tipos Provinciales», rescatando el viejo repertorio que ya le había dado celebridad a este género diez años antes.

En 1890 abre sus puertas1890 el «Alhambra».

En 5 de noviembre de 1898 se inaugura el teatro «Cuba» dirigido por Joaquín Robreño, la compañía de este teatro reunía una buena tanda de guarachero e intérpretes que hicieron una breve pero exitosa temporada, que terminó con tibias obras signada por la mediatización preludio de la frustración que va a caracterizar el primer cuarto del siglo XX cubano.

En 1979 en La Habana predominan estas dos agrupaciones bufas, los «Provinciales» que debutaron en el teatro Lersundi y los «Caricatos», dirigidos por Candini cuyo debut en el «Pairet» fue un acontecimiento social. En 1880 debuta en el «Cervantes» una tercera compañía de este género, los bufos de Miguel de Salas que mantiene con éxito una temporada que dura hasta 1882, hasta que el género entra en crisis en la ciudad, básicamente por su falta de creatividad y la repetición de las fórmulas teatrales que le han dado éxito en otros años, lo cual lo pone en desventajas con los espectáculos extranjeros que se presentan en La Habana y a otros géneros teatrales que atraen al público. En 1882 la compañía de Salas inicia una gira por el interior de la Isla, una larga temporada que se hizo sentir en los escenarios habaneros.

La década de los 80s está marcada por la Compañía de Salas cuyo trabajo se destaca no solo por el modo cubano de actuación, sino por tener una dramaturgia propia. Con ellos el bufo se transforma en una revista de actualidad política y social, reflejo de su época y en el que la música, ya no es solo la guaracha, para los intermedios y el final, sino partituras más complejas que incluyen otros géneros de moda en la música popular. En las representaciones se perfecciona los personajes típicos de este género burlesco con estereotipos que va a pervivir con el tiempo: el «gallego», «la mulata», «el negrito», «el guajiro», junto a los personajes ocasionales que completan la trama de la obra, nada complicada, con parlamentos directos, en el que se usa y abusa del doble sentido, que se hace fuerte y a veces obsceno.

No es un teatro de autor, más bien es de actores, la calidad dramática no es lo que predomina, pero si una forma de responder a la realidad vigente, poniendo en ridículo una sociedad estancada e hipócrita, que presume de moral. El bufo no fue un género consciente de lo que se propone, pero hacer reír burlándose de la vida social y poniendo en entredicho las costumbres establecidas, es su logro mayor porque pone al descubierto las raíces de lo nacional.siempre como base los antecedentes o la génesis del teatro cubano sin dejar a un lado las características típicas de cada época o contexto que caracterice su desarrollo , y donde el teatro bufo juega un papel importante expresa en las tablas , con sus personajes del negrito, la mulata y el gallego, el catalán y otros inmigrantes, toda la complejidad de una sociedad de la época en crisis. Por medio del maquillaje que enmascara las caras pintadas del negrito y la mulata se muestra la impostura racial. En un momento en que la nación estaba a punto de consolidarse como tal, el teatro bufo cubano se convirtió en un espacio de negociación de los conflictos y las tensiones raciales y étnicas.





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