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Otro de los grandes de nuestra historia,otro de los que lamentablemente apenas s

Otro de los grandes de nuestra historia,otro de los que lamentablemente apenas se conoce su historia .

El Mayor General Carlos Roloff, el Polaco de Cuba.

Para quien el apóstol José Martí tuvo siempre una maravillosa palabra con que distinguirlo.

Quien fuera entre otras cosas ,Mayor General del Ejercito libertador ,1er jefe del cuatro cuerpo del Ejército, secretario de guerra e inspector general del Ejercito y por su probada honradez fue fundador de la tesorería General de la República y estuvo al frente de dicho organismo hasta su muerte😳💪👏👏👏👏

Con razón Martí lo llamó: “vehemente y fiel polaco, el cubano indomable y fidelísimo que trajo a la guerra de la libertad, a la guerra de un país donde él no había nacido, su juventud y su fortuna”.

También el Apóstol dijo que Roloff “tenía bien ganada la palma alta sobre su sepultura”.

Aquel hombre de mediana estatura, ojos verdosos de mirar incierto, de barba negra y caminar pausado, llegado a Cuba en 1865 y asentado en Caibarién, fue de los primeros en incorporarse al alzamiento revolucionario de Las Villas en 1869, y se convirtió en uno de los más prestigiosos jefes militares en las luchas por nuestra independencia.

Su experiencia militar ganada en la Guerra de Secesión Norteamericana ―donde alcanzó los grados de oficial en los ejércitos del norte― la puso muy pronto al servicio de la causa cubana.

Se cuenta que en un discurso pronunciado en Cayo Hueso en 1892, Roloff se refirió con modestia a sus “pequeños conocimientos del arte de la guerra, adquiridos como militar que he sido en el ejército americano”. Al parecer, estuvo incorporado al noveno regimiento de Ohio.

Lo cierto es que este combatiente internacionalista obtendría en poco tiempo el grado de Mayor General en las filas del Ejército Libertador cubano. Sus dotes de organizador y el prestigio que conquistó desde sus primeras acciones de guerra en la manigua, lo hicieron acreedor de tan importante reconocimiento.

El alma indómita

A Carlos Roloff le tocaría vivir instantes gloriosos de nuestra historia, sin eludir los amargos, como el Pacto de Zanjón, en el que hizo gala de su dignidad revolucionaria al ser uno de los últimos jefes en entregar sus armas luego de diez años de incesante batallar.

En el encuentro de Guáimaro sirvió de escolta al Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, y después, en 1878, se vio forzado ―como tantos revolucionarios― a buscar refugio en Centroamérica o en los EE.UU. En su caso, las autoridades coloniales le ordenaron salir de la Isla. Fue de los que siempre confió en la victoria final.

Al decir del historiador Rolando Álvarez Estévez, “desde que Roloff conoció a Martí fue como un dispositivo que lo impulsó a su plena identificación con Cuba. Aquella relación comenzó en el Comité Revolucionario Cubano en Nueva York durante la Guerra Chiquita de la cual Roloff fue uno de sus organizadores hasta el fracaso de ese intento revolucionario. Como otros llegó a tierras donde admiraban la hazaña de los patriotas cubanos”.

En Honduras fundó familia. Con su talento y capacidad de trabajo logró comodidades que no dudó ni un momento en abandonar al llamado de Martí cuando este organizó la Guerra Necesaria.

El Apóstol resaltó acerca de Roloff: “el alma indómita, el tesón habilidoso, el trabajo continuo, la mirada centelleante ―recordábamos en él a aquella Polonia vencida por sus propias castas, más que por el ruso Muravieff, a la Polonia conmovedora y heroica de 1832 y 1863, a aquellos héroes que el polaco de Cuba no sabía recordar sin levantarse de la silla”.

Otra vez en los EE.UU. se convierte, junto al Mayor General Serafín Sánchez, en los dos principales colaboradores de Martí en Tampa y Cayo Hueso. Allí compartió su vida con los tabaqueros cubanos. En su humilde hogar encontró refugio el Maestro.

Laboró con ahínco en las organizaciones de base del Partido Revolucionario Cubano (PRC). Fue designado, también con Serafín Sánchez, en la jefatura de la importante expedición que arribó el 25 de julio de 1895, por Tayabacoa, territorio de Sancti Spíritus.

Por sus méritos y capacidad militar fue nombrado primer jefe del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador, Secretario de la Guerra e Inspector General del Ejército. Sobresalió además como un gran organizador de expediciones, “por lo cual, aún siendo Secretario de la guerra sufrió detenciones y prisiones en los EE.UU.”, afirmó Álvarez Estévez.

Un hombre honrado

Laboró incansablemente en lo que sería el libro Índice del Ejército Libertador de Cuba, publicado en 1901. Se conoce que en plena intervención militar norteamericana los jefes interventores presionaron a Roloff ―lo que nunca lograron― para que entregara sus listas de combatientes, con el deliberado propósito de incluir en ellas los nombres de anexionistas, oportunistas y colaboradores de los ocupantes.

Fue ante todo un hombre honrado. En tiempos en que se entronizaba en Cuba el fraude y la corrupción en las más altas esferas del poder, mantuvo una actitud ejemplar al frente de la Tesorería General de la República, cargo del que fue fundador y mantuvo hasta su muerte, el 17 de mayo de 1907, en su modesta casa de Guanabacoa.
Carlos Roloff, figuraba entre los tres únicos combatientes extranjeros que podían optar por la presidencia de la República de Cuba de acuerdo con la Constitución de 1901. Los otros eran el dominicano Máximo Gómez y el puertorriqueño Rius Rivera.




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