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La Lupe… La Yiyiyi o La Reina del Latin Soul se introdujo en el mundo de la mú

La Lupe… La Yiyiyi o La Reina del Latin Soul se introdujo en el mundo de la música cantando en distintos locales habaneros, una vez terminada, por exigencia paterna, su carrera de magisterio o de maestra. En 1959 formó, junto a su primer esposo, Eulogio "Yoyo" Reyes, el Trío Tropicuba, que comenzó a presentarse de forma permanente en un pequeño pero legendario bar de La Habana, llamado La Red. Su forma de cantar, llena de energía y con un cierto toque estrafalario, la hizo famosa en la ciudad.

Exiliada de Cuba, pues su forma de cantar no era bien vista por el nuevo régimen fidelista que se había implantado en el país, viajó a México y de allí el representante de artistas cubanos, Tito Garrote decidió recomendarla a Catalino quien se la pasó a Mongo Santamaría en Nueva York que era una ciudad menos conservadora y más liberal. Entonces La Lupe se va a Nueva York donde Mongo Santamaría la pone a cantar en un bar de Midtown: La Barraca y luego graban el disco Mongo Introduces La Lupe (1963) sin embargo ciertas desavenencias con Santamaría fueron aprovechadas por el sello Tico Records para formar un tándem de Lupe con Tito Puente, que grabaron cuatro discos que tuvieron un éxito inaudito y la catapultaron al estrellato en Nueva York.

Es en esa etapa que su fama llega a compararse a la de Celia Cruz, siendo La Lupe más famosa. El éxito de La Lupe se debió en parte a su canto aguerrido, su peculiar y única manera de afrontar el bolero y la cada vez mayor influencia de una música latina alejada de los formalismos de salón que imperaron, en los años 1950, en la ciudad de los rascacielos. Ese canto arrabalero, más propio del barrio que de un salón de baile, halló en La Lupe su mejor exponente femenino. Sin embargo, era también capaz de interpretar con mesura y contención, aunque sin perder la intensidad dramática, temas de amor elegantísimos como "Si vuelves tú" o "Amor gitano", que fueron dos de sus mayores éxitos. Viajó por algunos países de la región pero su éxito en esos viajes se dio en Venezuela donde fue cartel principal en los reputados carnavales de Caracas, en los que ganó premios.

A finales de los 1960, sin embargo, varios factores incidieron para que su estrellato decayese. Su vida personal y sentimental era un auténtico terremoto: ella era santera y muchos de sus "mayore" se aprovechaban de su influencia y dinero; su segundo esposo, Willie García, empezó a desarrollar un cuadro esquizofrénico que la obligó a gastar ingentes sumas de dinero en tratamientos médicos; sus hábitos dispendiosos hacían que, por ejemplo, gastase los 20 000 dólares que ganaba en un concierto en un nuevo abrigo de piel.

Otro decisivo factor para que La Lupe cayera fue la llegada de Celia Cruz a Nueva York, quien firmó contrato con Fania Records para formar parte de la Fania All Stars. El sello Fania dominaba todo el mercado Latino y habían adquirido el sello Tico Records al que pertenecía La Lupe, a la cual decidieron dejar en un segundo plano teniendo ya a Cruz.

Ese solapado ambiente de sustitución colapsó mediante un altercado directo de La Lupe en contra de Cruz, que salió a la luz. Dicho suceso ocurrió en una entrevista realizada a La Lupe donde, además de dejar clara su molestia por los privilegios de la disquera con Celia, en tono de broma afirmaba que el marido de la cantante (Pedro Knight) era palero. Y aunque la conversación que sostuvo La Lupe con la periodista fue "off the record", salió publicada en El Diario La Prensa y fue la última chispa para incendiar Troya o más bien Esparta. Dicha publicación molestó sobremanera a Celia, quien puso un ultimátum a los directivos de Fania Records para que decidieran entre ella y La Lupe.

Las palabras de Celia Cruz fueron contundentes e irrevocables, y aunque era difícil la situación puesto que antes que Cruz llegara, La Lupe había producido muchas ganancias a Tico Records, los directivos sin remordimientos le plantearon a La Lupe la terminación de sus relaciones con ella. La Lupe respondió con súplicas para que no la dejaran fuera, pero no hubo arreglo y así terminó la fama de La Lupe, el punto final a un corto periodo de éxitos. Ese día fue el más doloroso para La Lupe, que presintió que su carrera estaba terminada, sabiendo que quedaba completamente out side, ya que Fania no solo dominaba el mundo de los discos, sino también todas las promociones, centros nocturnos, espectáculos, teatros y hasta centros públicos.

En 1978 La Lupe pedía encarecidamente a Fania que dejara de manejar sus discos, para poder así buscar acomodo en otra casa disquera. Tito Puente, incluso, intercedió para que eso sucediera, pero la respuesta que recibieron fue la propuesta de grabar un disco, La pareja, de desigual factura y poca relevancia entre el público. La casi nula publicidad que recibió la grabación contribuyó a que el esperado retorno de la cantante fuese sólo una ilusión.

Ya en la pobreza, con su mansión hipotecada, se mudó a Puerto Rico durante unos meses, mientras esperaba recibir algún contrato para cantar en los escenarios. El viaje a Puerto Rico fue el fracaso sobre su fracaso ya que le trajo problemas con varias cadenas televisivas, su peculiar estilo de bailar e interpretar algunas canciones ya no eran bien recibidos y para obtener atracción las llevó más allá de lo permitido y fue muy mal visto y criticado. No le quedó remedio que regresar a Nueva York y aceptar el retiro en 1980. Es así que su nombre y su gloria se fue hundiendo cada vez más en el olvido formando parte del pasado que no vuelve.

A finales de los 80 se convirtió a la religión evangelista y compuso e interpretó canciones que fueron recopiladas en unos casetes. No obstante, su salero y particular forma interpretativa siempre tuvieron la facultad de imprimirle su impronta popular y cabaretera. Fue capaz de emparejar a un aleluya, gloria a Dios el gemido más sensual posible en la noche tropical.

El 28 de febrero de 1992 sufrió un paro cardiaco fulminante mientras dormía en un humilde apartamento que compartía con su hija Rainbow en el Bronx. Le sobrevivieron su esposo, William García; su hija, Rainbow, y su hijo, René Camaro (cuyo padre fue Eulogio Reyes). Tuvo un velorio como cualquier persona común y fue enterrada en una tumba que se encuentra en el cementerio St. Raymond's del Bronx.



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