«Es el artista plástico cubano más grande de todos los tiempos»
Por. Henry Puente.
Bibliografía. Jean Louis Paudrat.
El plástico cubano Wifredo Lam, podría, fácilmente, batir el récord de Diego Rivera o cualquier otro pintor latinoamericano, con tan solo una obra suya en subasta, esto sucedería, es hasta el momento el más altamente cotizado del continente.
Nació el 8 de diciembre de 1902 en Sagua la Grande, Cuba. Es el octavo hijo de Lam-Yam, nacido en Cantón hacia 1820, y emigrado hacia las Américas en 1860, y de Ana Serafina Castilla, nacida en 1862 en Cuba y descendiente mestiza de familias originarias de África y España.
La naturaleza frondosa de Sagua la Grande provoca, en su infancia, un impacto notable sobre Lam. Una noche de 1907, fue profundamente impresionado por la sombra extraña de los aleteos de un murciélago proyectada sobre las paredes de su cuarto. Fue su primer choque magnífico, contara más tarde, con cierta dimensión de la existencia.
En 1916, Lam y una parte de su familia se instalan en La Habana. Allí, se inscribe en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura, Academia de San Alejandro, donde estudia hasta 1923. Es durante este período, marcado por exposiciones en el Salón de Bellas Artes, que afirma su vocación de pintor. En 1923, recibe una beca de la municipalidad de Sagua la Grande con el fin de estudiar en Europa. En el otoño del mismo año, se va a España con apenas 21 años.
Su estancia en España, que debía ser sólo una corta etapa en su camino hacia París, dura 14 años. Este período es fundamental en la formación de Lam como artista. En Madrid, entra en contacto con las ideas y los movimientos del arte moderno y frecuenta regularmente el Museo arqueológico y las salas del Prado. Estudia a los grandes maestros de la pintura española, Velázquez, Goya, y las obras de Bosch y de Bruegel el Viejo le llaman particularmente la atención. Descubre sorprendentes correlaciones entre el arte occidental y el arte dicho « primitivo.
En 1931, su primera mujer Eva (Sébastiana Piriz) y su hijo Wilfredo Víctor sucumben de la tuberculosis. El dolor de Lam es profundo y será expresado en sus numerosos cuadros de madre e hijo. También busca refugio en sus amigos españoles. Entra en contacto con varias organizaciones políticas y en 1936, con la ayuda de su amigo Faustino Cordón, se une a las fuerzas republicanas en su lucha contra Franco. Dibuja carteles antifascistas y se encarga de la dirección de una fábrica de municiones. La violencia de los combates inspira su gran tela titulada La Guerra Civil.
En 1938, Lam deja España por París. Poco antes de su salida, encuentra a Helena Holzer, quien será su mujer en 1944. Su encuentro con Picasso, en su estudio de la calle des Grands-Augustins, fue decisivo. Picasso presenta su nuevo « primo » a sus amigos pintores, poetas y críticos de arte: Braque, Matisse, Miró, Léger, Eluard, Leiris, Tzara, Kahnweiler, Zervos. Lam encuentra también a Pierre Lœb, propietario de la Galería Pierre en París, dónde hará su primera exposición individual en 1939.
Poco antes de la llegada de los alemanes, Lam sale de París hacia Burdeos y luego Marsella, dónde muchos de sus amigos, particularmente surrealistas, se agruparon alrededor de André Breton a la Quinta Air-Bel: Pierre Mabille, René Char, Max Ernst, Victor Brauner, Oscar Domínguez, André Masson, Benjamin Péret. En la Quinta Air-Bel, lugar de creación y de experimentación, Lam trabaja y realiza particularmente una serie de dibujos a la tinta, anunciadores de las figuras híbridas que el artista desarrollará plenamente durante su estancia cubana de los años 1941 a 1947.
En enero y febrero de 1941, Lam ilustra el poema de Breton Fata Morgana, censurado por el gobierno de Vichy. El 25 de marzo, Lam y Helena Holzer embarcan a bordo del « Capitaine Paul-Lemerle » en compañía de otros 300 artistas e intelectuales con destino a la Martinica. André Breton y Claude Lévi-Strauss viajan también. A su llegada, los pasajeros son detenidos en las Tres-Islas. Es durante esta etapa forzada y antes de su salida para Cuba que Lam y Aimé Césaire se encuentran y se hacen amigos.
De regreso en su país natal después de casi veinte años de ausencia, Lam profundiza sus investigaciones, vinculándolas con el mundo de su infancia y de su juventud. Su hermana Eloísa, de la cual es cercano, lo informa de manera muy precisa sobre los rituales afrocubanos, a los cuales asiste en compañía de amigos. Lam afirma su estilo con el enriquecimiento de la cultura afrocubana, y pintará más de una centena de telas, entre ellas La Jungla, haciendo del año 1942, el más productivo de este período. Realiza varias exposiciones en los Estados Unidos los años siguientes, en el Institute of Modern Art de Boston, en el MoMA de Nueva York y en la Galería Pierre Matisse, donde La Jungla es presentada por primera vez y hace escándalo.
En 1946, Lam y Helena permanecen en Haití y asisten a ceremonias vudús en compañía de Pierre Mabille y André Breton. A propósito de su experiencia haitiana, Lam dirá: « La gente cree sin razón que mi obra tomó su forma definitiva en Haití. Mi estancia allá la extendió solamente, como el viaje que hice en Venezuela, en Colombia y en el Mato Grosso brasileño. Habría podido ser un buen pintor de la Escuela de París, pero me sentía como un caracol fuera de su concha. Lo que verdaderamente extendió mi pintura, fue la presencia de la poesía africana.
Se va luego a Nueva York dónde reencuentra a Marcel Duchamp y conoce a Jeanne Reynal, James Johnson Sweeney, Arshile Gorky, Nicolas Calas, Roger Wilcox, Mercedes Matter, Ian Hugo, Jesse Fernández, John Cage, Sonia Sekula y Yves Tanguy. Hacia el fin de los años cuarenta, Lam comparte su vida entre Europa, La Habana y Nueva York, donde esta alojado con Helena en casa de Pierre y Teeny Matisse, así como en casa de Jeanne Reynal. Frecuenta a numerosos artistas, entre los cuales Noguchi, Hare, Motherwell, Pollock, Asger Jorn y el grupo surrealista disidente CoBrA.
A partir de 1947, el estilo de Lam evoluciona. La influencia del arte de Oceanía se combina a la del arte africano y la presencia de elementos esotéricos se hace más dominante. Su trabajo logra una amplitud internacional, con publicaciones en revistas prestigiosas tales como VVV, Instead, ArtNews y View, así como con exposiciones en los Estados Unidos, Haití, Cuba, Francia, Suecia, Inglaterra, México, Moscú y Praga.
Después de su divorcio con Helena Holzer, Lam se instala en París en 1952. Encuentra en 1955 la artista sueca Lou Laurin con la que se casará en 1960. El gran premio del Salón de La Habana le es concedido. En 1958, es nombrado miembro de la « Graham Foundation for Advanced Study in Fine Art » en Chicago y recibe varias distinciones como el premio « Guggenheim International Award » en 1964.
Manteniendo relaciones estrechas con el medio artístico cubano, Lam trabaja, durante los años cincuenta, cerca de los artistas del grupo CoBrA y de la vanguardia italiana. También se junta a diferentes movimientos artísticos de posguerra, tales como el movimiento« Fases » y los Situacionistas.
En 1954, Lam encuentra a los poetas Gherasim Luca y Alain Jouffroy. Se va también a Albissola, Italia, donde, sobre la iniciativa de Asger Jorn y Édouard Jaguer, es organizado un encuentro internacional de escultura y cerámica. Participan Appel, Baj, Corneille, Dangelo, Fontana, Scanavino y Matta. Animados por el vendedor de cuadros Carlo Cardazzo, van a transformar este pequeño pueblo de la costa ligur en un sitio de encuentro y de experimentación artística desde el fin de los años cincuenta hasta finales de los años sesenta.
Durante los años sesenta, la obra de Lam refleja un interés creciente por el grabado. Colaborando con poetas y escritores, realiza varios portafolios de grandes formatos, impresos y publicados en los talleres de grabado de Broder, Mathieu y Upiglio, entre los cuales: La tierra inquieta de Édouard Glissant (1955), El viaje del árbol de Hubert Juin (1960), La muralla de ramitas de René Char (1963), Apostroph’ Apocalypse de Gherasim Luca (1965), La Antecámara de la Naturaleza de Alain Jouffroy (1966), Anunciación d’ Aimé Césaire (1969). Su encuentro con el maestro grabador Giorgio Upiglio, en el taller Grafica Uno en Milano, inicia un período de intensa creatividad que se extenderá hasta la muerte de Lam en 1982.
A partir de 1964, Lam comparte su vida entre París y Albissola Mare, en Italia, dónde instaló un taller en su nueva casa. Se relaciona con numerosos escritores y artistas, y su obra será celebrada en numerosas exposiciones y retrospectivas de envergadura internacional…..