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Por. Henry Puente.

El Teatro Campoamor, hoy convertido en un triste y desvencijado parqueo de bicicletas, fue construido en la céntrica esquina de Industria y San José por los empresarios Santos y Artigas, dueños del circo más popular e importante de Cuba, asimismo, se fabricó en el mismo terreno dónde estuvo funcionando el más antiguo de los teatros habaneros el «Albisu», que brilló desde 1870 hasta 1918, momento que se desapareció debido a un incendio. Se cuenta, que sus propietarios lo provocaron a propósito al verse en las ruinas, con la intención de cobrar el seguro.El Campoamor tuvo su brillante debut el 20 de octubre de 1921, allí se exhibió la primera película sonora en Cuba producida en Los Estados Unidos, asimismo, al unísono se presentaban operetas y otras obras musicales, más tarde, solo comenzó a utilizarse como cine, durante su larga etapa teatral, podríamos decir que de oro, por su escenario desfilaron grandes compañías españolas y cubanas, incluyendo, al exitosísimo género vernáculo, al igual que un sin número de luminarias de renombre mundial, entre ellas desfilaron estrellas tan importantes como, Anna Pávlova, Luisa Martínez Casado, Socorrito González, Angelita Castany, Blanquita Amaro, Candita Quintana, Alicia Rico, Lola Flores, Libertad Lamarque, Imperio Agentina y Rita Montaner, y muchas más. Está omnipresente edificación estaba adornada con ribetes dorados y sus palcos exhibían barandillas de bronce, del mismo modo, obstentaba una llamativa y gran elegancia sin restar funcionalidad. Por absurdo e injusticias de la vida, desde décadas el insigne teatro fue cerrado, luego sus espacios sirvieron como parqueo de motos y bicicletas, pero con el paso del tiempo, ni para esa función pudo ser utilizado, debido a los frecuentes derrumbes de lo que resta del inmueble. Ahora en el imaginario popular cubano, se ha tejido una serie de leyendas e historietas fantasmagóricas de artistas desaparecidos, que afirman, deambulan por la sede, sumándose, la de una corista reclamando justicia, quién fuera asesinada en uno de sus camerinos por un famoso proxeneta de la época, notorio personaje delictivo, que después del suceso fue absuelto durante el proceso. Cuentan que el historiador de La Habana Eusebio Leal, poseía la ilusión que fuese reparado, propósito altamente costoso, de inició, la intención comenzó a gestarse, para más tarde ser detenida por completo, en esté momento existe la posibilidad, que la otrora apabullante edificación, desaparezca para siempre….

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