Pescadores de esponjas en Batabanó (1912)
No queremos hablar hoy del azúcar ni del tabaco; sino de otro actividad económica que por muchos años constituyó una verdadera industria en algunas regiones del país: la pesca de la esponja. Siempre ha tenido Cuba una cartera muy reducida de productos exportables. Azúcar de caña y sus derivados, tabaco, minerales, algo de café y frutales; y unos poco más es todo lo que la Isla ha podido colocar en el mercado a lo largo de su historia. Sin embargo se habla poco o nada de la pesca y exportación de esponjas, una actividad económica tan importante durante la República que definió algunas localidades del país como Batabanó que llegaría a ser conocido como la “capital de las esponjas de todo el mundo”.
Las esponjas cubanas eran de las mejores del mundo en cuanto durabilidad, forma y textura. Su tamaño podía variar desde las pequeñas como un puño a las tan grandes que un hombre no podía abrazarlas y su pesca se sustentaba en la existencia de una gran flota de goletas y balandros que surcaba el Golfo de Batabanó con tripulaciones de diez y veinte hombres; quienes buceando “a pulmón” las arrancaban del fondo marino y las subían a los bote. Luego las embarcaciones madres llevaban el producto de su pesca a Surgidero donde era examinado y adquirido por los comerciantes.
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