InicioTodoUna pintora de excelencia: Antonia Eirez.

Una pintora de excelencia: Antonia Eirez.

Una pintora de excelencia: Antonia Eirez.

Antonia Teodora Eiriz Vázquez, nació en 1929 en Juanelo, un vecindario de las afueras de La Habana (Cuba). Realizó estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas “San Alejandro”, entre 1951 y 1957. Fue profesora en la Escuela Nacional de Instructores de Arte de su Habana natal, entre 1962 y 1964 y más tarde, entre 1965 y 1969 lo hizo en la Escuela Nacional de Arte (ENA) de la misma ciudad.

Estuvo asociada al grupo Los Once, un grupo que pretendió una visión más amplia, no solo para pintar lo que era esencialmente cubano. Lo formaron once artistas, pintores y dos escultores que rechazaban el arte de las primeras vanguardias y con el fin de prestar una oposición política a la dictadura de Fulgencio Batista.

La honesta brutalidad de lo que pintó durante los años 60 le creó conflictos con el poder cultural del régimen de La Habana. Son una crítica al exceso de demagogia y (a pesar de sus negativas) fueron interpretadas como críticas al gobierno cubano. Estos trabajos nunca fueron censurados oficialmente, pero la crítica que recibió fue la causa de que dejara de pintar y exponer durante más de 20 años.

Antonia Eiriz será siempre de los talentos más audaces del arte cubano, y como todos sus contemporáneos padeció el peso de la mentalidad retrógrada en una era donde estuvieron al borde de una guerra nuclear. También eran tiempos en que los defensores del realismo socialista, los ultraizquierdistas y los ignorantes luchaban contra el abstraccionismo o cualquier forma de arte expresionista que, en lugar de edulcoradas y optimistas visiones de la realidad, transformaran a los cubanos en monstruos con apariencia fatal.

A partir del momento en que fue cuestionada, Antonia, que ya desde 1962 impartía clases en la Escuela Nacional de Instructores de Arte, en lugar de atrincherarse en su obra “elitista” e “incomprensible al pueblo” (esa masa a la cual los políticos proponen siempre ascender), se lanzó a la enseñanza de sus vecinos en la barriada de Juanelo, donde impartió clases y enseñó a trabajar con papier mache que comenzó en su propio estudio de Juanelo, lo que la situó como una adelantada en los proyectos culturales.

En una reunión de la Escuela de Instructores de Arte, ya cansada de que los burócratas y demagogos la acusaran de lo mismo, Antonia se puso de pie con sus piernas poliomielíticas y su bella mirada de cubana fiel para soltar al fin lo que pensaba: “No tengo que acercarme al pueblo, yo también soy el pueblo”.

Una retrospectiva de su arte en 1991 revivió el interés por su trabajo y la estimuló a volver pintar.

En 1991 Antonia se presenta ante el público cubano con la muestra Reencuentro Galería de Arte, Galiano y Concordia, La Habana y en 1994 obtiene la Guggenheim Foundation Fellowship, Nueva York, Estados Unidos.
Fallece en Miami en el año de 1995.
Después de su fallecimiento el Museo de Arte de Fort Lauderdale, Florida, organiza la exposición Antonia Eiriz: Tribute to a Legend, septiembre y noviembre de 1995.




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