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«SU HERENCIA, CON LA TRISTE LEYENDA NEGRA QUE LA ACOMPAÑA PARA SIEMPRE» Por.


«SU HERENCIA, CON LA TRISTE LEYENDA NEGRA QUE LA ACOMPAÑA PARA SIEMPRE»

Por. Henry Puente.

Sobre está peculiar actriz, se ha dicho mucho, para bien o para mal, aunque desafortunadamente para su historia personal, esto último ha trascendido más que lo primero, convirtiéndose en una leyenda negra de terror y misterio.
De ser cierto todo lo contado sobre ella, aún se desconocen las razones que tuvo la actriz para hacer tanto daño, inclusive, en algunos casos, a sus propios compañeros artistas de la televisión cubana.
Ana Lasalle, sin ser cubana, desarrolló la mayor parte de su carrera, por más de 30 años, en la isla, aunque más que como la excelente actriz que fue, lastimosamente, es recordada y detestada por muchos, como represora y una espantosa delatora, a pesar que, pudiéramos recordarla por sus convincentes actuaciones en obras teatrales televisadas, como «Bodas de sangre», «La casa de Bernarda Alba», o como la refunfuñona Tecla La Gata, junto a Marta del Río, José Antonio Rivero y su viejo amigo argentino Coqui García, en el programa humorístico televisivo «Casos y cosas de Casa», con guión de Enrique Núñez Rodríguez, estuvo en pantalla cada jueves a las 8 y 30 de la noche durante catorce años, esto, entre muchos espacios más, dónde su labor artística resultó brillante, no obstante, ahora es más mencionada como la arpía que en los años 60, capitaneaba, tijera en mano, a los grupos que en Coppelia, La Rampa y sus alrededores, perseguían y pelaban, en plena calle, a los melenudos o cortando pantalones ceñidos sin escrúpulos, prejuiciada con otros actores, que según ella, no cumplían los parámetros de virilidad o masculinidad que ella consideraba adecuados, llegando a cuestionar, en algunos casos, el haber teñido su cabello para realizar determinado personaje, como sucedió con uno de ellos mientras representaba a un espía alemán, o excelentísimas actrices, que deseaban ser libres y vivir su sexualidad a su modo, antojo y deseo, hecho que conlleva y por obligación debe ser respetado, asimismo, incomprensible, si tenemos en cuenta que por décadas habitó con su amiga Edelmira en un apartamento, en la calle K entre 25 y 27, del otrora elegante barrio ,Vedado, sin que nadie jamás la cuestionará por esa convivencia, como dato curioso cabría señalar, que fue vecina, de ese grandioso ícono de la música cubana, el cantante y compositor Meme Solís, a quién le hizo la existencia miserable con decenas de denuncias, atribuyendo llevaba una vida poco silenciosa, es archiconocida y comentada a voz populi, su extrema animosidad y aversión contra esa gloria de Cuba, tal vez la más grande, Rosa Fornés, haciéndose famosas las palabras peyorativas que regularmente usaba en su contra, tanto en el plano personal como profesional, dónde la única razón aparente para ello era la dolorosa envidia ¡ Hasta ese punto llegó el absurdo de Lasalle !
Por todos estos motivos, no dejó buenos recuerdos entre sus colegas del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), hecho que trascendió al publicó, cuentan que siempre estaba vigilante de lo que hacían y hablaban los demás mientras se trabajaba, presta a juzgarlos y condenarlos. Lo mismo, como presidenta del Comité de Defensa de la Revolución, era con sus vecinos del Vedado, quienes estaban a merced de sus informes para conseguir trabajo, estudiar en la universidad, o que no los sancionaran por ser lacras sociales.
Muchos de mi generación que sufrimos sus desmanes, nunca hemos podido entender el por qué del frenético encarnizamiento de Ana Lasalle contra los melenudos, o qué motivos tendría la actriz para tomarse tan a pecho, como una cuestión personal, la cruzada contra el diversionismo ideológico y los enfermitos Elvispreslianos.
Ana Lasalle, era francesa de nacimiento, se inició en el arte en España como cantante y bailarina, cuando tuvo que dejar el baile debido a las quemaduras que sufrió en las piernas durante un accidente teatral, se dedicó a la actuación, y en verdad eso lo hizo súper bien, es innegable, fue una excelente actriz. Tras el triunfo de Franco, en 1939, se fue de España y se radicó en Argentina, dónde creó su propia compañía teatral y desarrolló una exitosa carrera en las tablas y el cine durante 17 años. En 1957 se fue a Cuba, allí triunfó en la TV y vivió hasta su muerte, el 13 de agosto de 1989.
El maravilloso actor Ángel Toraño, profesional prestigioso, con una gran carrera en otros países, también en Cuba, la conocía desde los años 30, ya que había coincidido con Lasalle en Argentina y España, dónde trabajaron innumerables veces juntos, del mismo modo, no ignoraba y estaba al corriente de lo que sucedía en torno a ella, jamás olvidaré que siempre al encontrarse con Ana juguetonamente le decía
¡ Ana, déjate de cuento que tú sabes que yo te conozco muy bien desde la Argentina ! Mientras todos, debido a su comentario, moríamos de risa, conmigo incluido, pero como hasta su muerte fue un auténtico caballero, jamás contó lo que sabía llevándolo consigo a la tumba.
Que pena que Ana Lasalle haya dejado una estela tan negativa a su paso por la que consideraba su patria adoptiva, dónde a pesar de todo, muchos la respetaron y admiraron como artista….

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