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RON MATUSALEM. Los hermanos Benjamín y Eduardo Camp, de origen catalán, y su

RON MATUSALEM.

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Los hermanos Benjamín y Eduardo Camp, de origen catalán, y su amigo Evaristo Álvarez emigraron a Cuba en la segunda mitad del siglo XIX. Tenían experiencia en la elaboración de brandis y coñacs, y aspiraban a llevar sus métodos a la isla, entonces española. En este caso, con la materia prima que reinaba allí: la caña de azúcar, a la que querían dar un tratamiento que permitiese obtener un ron diferente al que hasta entonces se hacía allí, elevando su calidad y su producción. Se establecieron en Santiago de Cuba y abrieron su destilería en 1872.
La idea era clara: producir ron a través del proceso de solera, utilizado, por ejemplo, en la elaboración de los vinos de Jerez o en los brandis. Este consiste en una disposición de los barriles, donde se añeja en este caso el ron, en cuatro hileras conformadas en cascada, a través de las cuales el destilado va envejeciendo, filtrándose y depurándose hasta que la última fila, la solera, tiene el líquido ya preparado para consumo.

Esto les permitía a los hermanos Camp obtener un ron totalmente diferente a los que se venían elaborando hasta entonces. Porque, además de poner en marcha un proceso de producción diferenciado, también dieron con una fórmula secreta de tratamiento que todavía hoy permanece en el más absoluto secreto. El resultado, un producto mucho más suave al paladar, con un paso por boca más agradable y fino. El nombre que eligieron para su creación, Matusalem, una referencia a Matusalén, que según la Biblia vivió 969 años, relacionada con el tiempo que precisaba su bebida para añejar de la manera más adecuada para obtener el mejor sabor. Esta denominación era la marca comercial de Ron Alvarez Camp.

El ron Matusalem fue un éxito de crítica, recibiendo numerosos premios poco después de su creación, y fue testigo de uno de los cambios más importantes en la historia de Cuba.En 1898, con la Guerra de Cuba, la isla consigue su independencia de España, algo que no afecta a la creación de los dos hermanos Camp, lo que no les privó de sufrir las dificultades lógicas de una etapa de incertidumbre.

La empresa seguía creciendo, aunque la etapa dorada de la empresa todavía estaba por llegar. Un paso crucial fue el retorno de uno de sus fundadores, de Benjamín, a España. Los otros dos socios, su hermano Eduardo y Evaristo Álvarez, quedan a cargo de la empresa, aunque algunos años después, el hijo de este último, Claudio Álvarez, toma el rumbo ejecutivo de la compañía.
En la década de los años veinte se da en EEUU un hecho que influiría de forma directa en la historia de Cuba y de Matusalem. El 17 de enero de 1920 el vecino norteamericano declara la ley seca, que prohibía la importación y la producción de bebidas alcohólicas. Esto provocó que, sobre todo las clases más adineradas de la sociedad estadounidense, se desplazaran a Cuba para calmar su sed. Eso impulsó las ventas de Matusalem y convirtió a la isla en el París de las Américas para unos; y para otros, en el burdel del vecino poderoso.

Aunque la ley seca fue derogada en 1933, Cuba siguió atrayendo a las clases más altas de EEUU. Hasta que, el 1 de enero de 1959, la revolución cubana, liderada por Fidel Castro, derrocó la dictadura de Fulgencio Batista. La llegada del socialismo hace que la propiedad de Matusalem, entonces ya en manos del hijo de Claudio Álvarez, se exilie a Miami. Empieza entonces una pugna por la propiedad de la marca. El Gobierno cubano expropió la destilería y siguió utilizando la marca Matusalem.

Una disputa que se alargó durante décadas. En los años noventa, el bisnieto de Claudio Álvarez, también llamado Claudio y médico de profesión, litigó por el control de la empresa. Algo que consiguió, a través de un acuerdo extrajudicial, en 1995, y en 2002, conservando su tradición y su fórmula secreta, el ron Matusalem fue relanzado, y hoy, desde la República Dominicana, sigue destacando por la suavidad de su sabor, como hace más de 140 años.




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