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¿PORQUÉ SE DESTRUYÓ EL ESPECTACULAR CONJUNTO ?.


¿PORQUÉ SE DESTRUYÓ EL ESPECTACULAR CONJUNTO ?…
¿ CUAL FUE LA VERDADERA CAUSA ?…
La mala vida, marihuana, borracheras, inmadurez, o la incomprensión de los años 60s….

Por. Henry Puente.

«Los Zafiros» se habían quedado sin guitarrista y andaban locos por toda La Habana buscando a uno para poder seguir con el cuarteto, habían trabajado con Oscar Aguirre, quién se exilió hacía los Estados Unidos, probaron a varios guitarristas y pianistas, pero ninguno cuajó por una cosa o la otra, un día Reynaldo Hierrezuelo, el de «Los Compadres», que conocía a Manuel Galbán, el cuál provenía de Holguín, pero estaba en La Habana desde 1957, estos coincidían mucho de hacer cifarras por toda Cuba, les dijo: No busquen más que el hombre que ustedes necesitan está en el «Kasbach”, e inmediatamente fueron buscarlo al club, pero no lo encontraron, al otro día volvieron, pero nunca pudieron localizarlo.
Después de mucho batallar, por fin «Los Zafiros» dieron con el fabuloso guitarrista, una noche en «El Escondite de Hernando», que era un night club pequeño con mucho swing en El Vedado, dónde esté solo hacía instrumentales con la guitarra eléctrica y acompañaba a quien apareciera, los llevó Rolando Vergara, el compositor de «He venido» y «La nada nada inspira», al día siguiente se encontraron todos, los cinco que harían historia, en la calle Campanario 79, en la azotea, ocurrió en marzo del año 63, en cuanto empezaron a repasar en el piano dos o tres números, «La caminadora», «Bellecita», que ya eran bastante populares y Galbán se sabía, El Chino empezó a gritar “¡ahora sí, ahora sí!” y Miguelito dijo: “Mire Galbán, a partir de ahora viene a trabajar con nosotros, usted es lo que estábamos buscando, va a ser nuestro director. En ese momento, sin siquiera saberlo, comenzó la que más tarde sería una de las más grandes leyendas de la música cubana «LOS INDOMABLES ZAFIROS».
Seguidamente se fueron a trabajar en Camagüey, dónde no le fue bien que digamos, sin embargo, cuando volvieron a La Habana con el mismo repertorio, debutaron en el cabaret Caribe del Habana Libre con tremendo éxito. Entonces los contrataron para el Club Costa Sur de Cienfuegos y empezaron a recorrer casi todo el país. Podríamos decir, sin miedo a las palabras, que ahí empezó la locura, para ellos resultaba imposible el poder cumplir con todos los compromisos, sobre todo en los carnavales, ya que los pedían en toda Cuba.
Continuaban ensayando en la antigua casa de Campanario, a partir del año 1965 en Miramar y después, preferentemente, en la vivienda de uno de ellos situada en el Vedado, allí Montaron calipsos, boleros, canciones rítmicas, rumbas, mozambiques, congas aceleré el ritmo del calipso, crearon sus propias coreografías, porque es sabido que bailaban muy bien, innumerables compositores llevaban sus números para que los armonizaran y montarán, ya en esa época existían grandes y famosos cuartetos, como «Los Meme» » Las D’ Aida» «El del Rey» y otros más, pero el repertorio de ellos no tenía nada que ver con el de las demás agrupaciones, eran buenísimos y nadie se le parecía, en ese tiempo muchos insistieron en decir que copiaban a Los Platters, en lo personal siempre consideré decir eso era una gran tontería, resulta cierto que ellos decían cuánto los admiraban, algo natural valorando la grandeza del conjunto estadounidense, y a fin de cuenta, aprovechar lo que está bien hecho es el ABC de la música, lo menos que pasaba por esas cabezas era imitar a nadie, no era necesario, ya que desde que se juntaron en casa del compositor Néstor Milí, autor de El yerbero moderno que cantaba Celia Cruz, y quien les dio un primer repertorio, cubano ciento por ciento, más tarde fue que cantaron My prayer, Banana Boat y algunas cosas brasileñas, también los ayudaría el compositor José Robles Díaz, aún eran muy jóvenes, 22, 24, 25 años era el promedio de sus edades, el mayor era Miguel, y no llegaba a los 30.
Es de admirar que ninguno de los cuatro tenía conocimientos musicales, pero Kike tuvo un oído divino, él montaba las voces al principio y tenía muy buenas ideas que usaron a menudo, no obstante, conlleva justo decir, que Milí los ayudaría siempre que pudo, les conseguía muchísimo trabajo y gracias a él, que era amigo de Pedro Vega Francia, administrador de la Panart Nacionalizada, fue que se pudo grabar el primer disco, que resultó un éxito sin precedentes y un enorme escándalo, lo grabaron con una guitarra acústica a la cuál le pegaron un micrófono en la caja con scotch tape, ni pensar que fue una Fender como mucha gente después creyó, Papito Hernández y Cachaíto López tocaron el bajo, y pusieron una tumbadora sumándole un bongó, las cuatro voces se grabaron con un solo micrófono, cuando en la radio se escuchaba ese disco de emisora en emisora, pegaron todos los números convertidos en hit-parade.
Es imposible olvidar que «Los Zafiros» gustaban a los niños, a los adultos, a los estudiantes, a los intelectuales, a todo el mundo, un tiempo después, cuando cerraron la mayoría de los clubs y cabarets, por la mal llamada Ofensiva Revolucionaria, actuaron en carpas, a la intemperie, donde fuera, en ese momento, los músicos de las orquestas de shows estaban sin trabajo, pero ellos pudieron seguir, no importa que hicieran mil veces una misma frase de la misma canción, la gente adoraba aquellas voces, pocas veces se ha visto a mujeres tan enloquecidas como las muchachas que iban a ver a «Los Zafiros» era increíble, Galbán, su genial director antes de morir contó que les decía.
-No importa, aunque estén enojados, mírense a la cara y sonrían, millones de veces se lo repetí.
Miguelito fue el único que no cantaba solo, nunca quiso hacerlo, sin embargo, se distinguía en el coro, era la verdadera voz falsete del grupo, tenue, muy afinada, redondeaba la armonía, El Chino se encargaba de casi todos los temas sentimentales «Herido de sombras», «Nuestra última cita», «Por no comprenderte», «Muchas veces», aunque también cantaba muy bien otros géneros, Kike fue la voz eminentemente rítmica, con una manera de cantar fragmentada, destacando cada sílaba de la letra de la canción, eso que se llama picadito musical «Bellecita» «Y sabes bien», «Cuando yo la conocí», «Mírame fijo», Ignacio fue el verdadero sello del cuarteto, el sello definitivo, algunos impropiamente lo llamaron falsete, pero no es así, porque no es una voz impostada, falseada, sino natural, tesitura de tenor ligero o tenorino, que equivale aproximadamente a la voz de una soprano lírica, Coloratura soprano, oyendo qué agilidad tuvo en las notas agudas «Un nombre de mujer», «Canción de Orfeo», «Mi oración», «Canción a mi Habana», «He venido», esa característica es algo que no aparece con frecuencia, por no decir casi nunca, en sus buenos tiempos Ignacio alcanzaba un Re sobreagudo.
Ahora viene la parte mala que influyó para destruirlos, con frecuencia eran muy violentos, de hecho, algo que la gente no sabe, es que antes de su desintegración definitiva, ya había ocurrido por cuatro veces en diferentes momentos, al punto, que uno de sus integrantes trabajó por un corto período con el trío «Los Príncipes» a pesar que después retornaría, durante el año 1970 otro acompañó a Ela Calvo, más tarde sucedería lo mismo, volvería a unirse a «Los Zafiros», en los momentos difíciles, cuando estaban separados, empezaban a mandarse recaditos con amigos, o venían muy serios a hablar uno con el otro, intentado convencerse y prometiendo que no iban a suceder más disputas ni peleas, pero nunca fue así, se comportaban en todo momento como unos niños o imberbes adolecentes, exceptuando a Manuel Galbán, su director, el único sabio y consecuente de la agrupación, regresaba por algo legítimo, se querían y sabían cuanto significaba para ellos el quinteto, Galbán tuvo la terrible carga por muchos años de controlarlos, no podía dejarlos solos porque era el único que podía poner un poco de orden en aquel desbarajuste, si el decía “hay que hacer esto”, todos se callaban, aún así, es duro decirlo, pero a su espalda hacían cosas tremendas muy vergonzosas, borracheras, constantes escándalos, espantosas discusiones, actitudes descabelladas, cierto que lo respetaban, a pesar de ello, con el tiempo de nada serviría.
El Chino era esposo de la hermana de Miguel que, aunque era el más tranquilo, estaba casado con la hermana de Kike, en sus inicios esto provocó que vivieran en una tirantez permanente, esos cuñados se amaban y odiaban a su vez, se hizo muy célebre entre el ambiente artístico y parte de la población, una de las peleas de los cuatro, en Varadero, destruyeron prácticamente una habitación del Hotel Internacional donde se estaban presentando, constantemente se hablaba de la mariguana que consumían, entonces, llegaron los peores tiempos, la gente hablaba sin el menor decoro o prudencia, vi a «Los Zafiros» fumando yerba, algunos con la sola intención para echar más leña al fuego, porque ya tenían fama de terribles y resultaba verdad que se comportaban como adolescentes, como muchachos que no sabían madurar.
Se les veía, sin almorzar, sin comer, sin dormir, en cuanto abrían las cervecerías estaban allí ayudando a levantar el portón para comenzar a beber de nuevo, no hay hígado que resista esa carrera, nadie soporta eso, ningún organismo, comenzaron a matarse, y a pesar que muchos amigos, inclusive artistas, compañeros de trabajo, intentaron e hicieron lo indecible por ayudar, no se podía hacer nada, se cuenta que una noche Kike y El Chino tuvieron una pelea fuerte, se dieron muchos golpes, casi se matan, asustado alguien del hotel fue a la dirección para avisar, alarmadísimo, a la mañana siguiente el director cuando fue a buscarlos para reprenderles, los vio a ambos frente a una botella de bebida, vocalizando y le dijeron, muertos de risa: ¿Qué pasa director, como ve estamos ensayando para esta noche?”¿Qué podía hacerse ? NADA.
En 1965 viajarían a París con el Grand Music Hall de Cuba, junto a figuras de primera, todas estrellas, Celeste Mendoza, Elena Burke, la Orquesta Aragón, Los Papines, Pello El Afrokán, Georgia Gálvez, pero hubo que reconocer que «Los Zafiros» fueron los que causaron gran furor allá, no una vez, sino varias, le propusieron seguir actuando en Europa y los Estados Unidos si se quedaban en esa gira, pero no lo hicieron, ni siquiera lo consideraron, por esa razón, en el plano personal pienso, que está muy bien que la película «Zafiros, locura azul» que tuvo un descomunal éxito, termine con ese show, porque no hubo un momento más estelar en la historia del grupo.
Ellos sintieron que habían llegado al fin del mundo. Decir “París” en La Habana de los años 60 era tremendo, nadie podía llegar tan lejos, triunfar en Francia era lo máximo, después se fueron acostumbrando a ver las cosas de otra manera.
Es obvio y resulta claro, que «Los Zafiros» hubieran podido llegar mucho más lejos, esa es una gran lástima, es lo terrible, pero los problemas entre ellos eran cada vez peores, se agudizaron muchísimo y el porvenir se volvió nefasto, muchas giras al extranjero se cancelaban o mandaban a otros artistas por temor a que «Los Zafiros» hicieran travesuras desastres dónde quiera que fuesen.
Al final grabaron otro larga duración y luego el último, un tercero en 1969, pero ya por esos años dejaron de llamar a «Los Zafiros» para presentarse en televisión, aunque la gente los pedía mucho, hacían cabarets, teatros y carnavales en el interior, solo eso. En esa época los jerarcas de Cultura mandaban a los artistas que no querían para que se presentasen en Varadero, aunque fuesen vedaderas estrellas, las más gustadas que arrastraban muchedumbres, como fue el caso de: Felipe Dulzaides, o Meme Solís, que eran también muy populares, pero no los ponían tampoco en televisión, lo mismo sucedia con Martha Strada y Celeste Mendoza, auténticos íconos en popularidad, vinieron periodos de inactividad, pero siempre que Los Zafiros se anunciaban, el éxito estaba asegurado.
Eso sí, el público jamás los abandonó, aunque ya en las voces, cuando trabajaban en vivo, se sentían los efectos de la mala vida que llevaban, ya Ignacio no daba aquellos agudos limpios, preciosos como un cristal, muchas veces los demás estaban afónicos y apenas hablaban entre ellos, se sentía que no podían estar más unidos dentro de aquel torbellino de mala vibra e incomprensión, no descansaban ni siquiera dormidos, daban saltos en la cama, era tanta la tensión que se destruyó por completo El slogan de «Los Zafiros» que consistía en cuatro voces y una guitarra”.
En 1972 los llamaron para el estreno del espectáculo «Me caso con una sirena», de Enrique Núñez Rodríguez en el Cabaret Continental de Varadero. Aunque estaban entre los primeros del cartel solo se les permitió que montaran un par de números con la orquesta y ya.
Al final, Manuel Galbán completamente agotado por tanta indisciplina y graves problemas, renunció a la dirección del grupo y se fue, para nunca volver, durante un tiempo trabajaron con Enrique Pessino a la guitarra y grabaron con la orquesta del ICRT, pero el resultado fue mediocre, ahí están esos temas donde no encuentras ni la sombra de lo que habían sido. Alguien sabio una vez comentaría: “El Trío Matamoros triunfó con sus guitarritas, nunca hubieran logrado nada con la Sinfónica de Filadelfia”.
Muy poco tiempo después se desintegrarian por completo, verlos como estaban en los últimos tiempos daba deseos de llorar: Kike y sobre todo El Chino se habían convertido en una ruina y era muy duro ver a Ignacio sin aquella voz, Miguelito se fue de Cuba en el 93, los que se mantuvieron en Cuba fallecieron completamente alcoholizados, aniquilados e irreconocibles, menos Ignacio, murió de un derrame cerebral con tan solo 37 años. Algo es verídico de todo esto, tuvieron el Mundo a sus pies y no supieron que hacer con el, de ahí que ellos mismos con su inconsecuencia se matasen » Nacieron para cantar, pero no supieron vivir «.

El cuarteto vocal Los Zafiros se formó en 1961 bajo la dirección de Néstor Milí, guitarrista y compositor. Lo integraban: Eduardo Hernández El Chino, Miguel Cancio, Leoncio Morúa Kike e Ignacio Ejalde.
Ignacio falleció en (1981) producto de un derrame cerebral. Poco después, y por la misma causa murió Kike(1982), enfermo de cirrosis hepática hacía unos años. Desde inicio de los 80 El Chino padecía una serie de dolencias graves que le dificultaban el habla y le ocasionaron pérdida de la visión. En 1991 la exhibición del documental Herido de sombra sobre su trayectoria en Los Zafiros, conmovió a la Isla entera al exhibirse una noche en televisión, y la firma Egrem editó apresuradamente un disco de larga duración con doce de sus éxitos. En 1993 Miguelito se fue a vivir a Miami. El Chino falleció (1995) en el mismo hospital en que Ignacio y Kike dejaron de existir: el Calixto García, en el corazón de La Habana. El último integrante en dejar esté Mundo sería Manuel Galbán, su director por años (2011) rodeado por el amor de su familia.
Óscar Aguirre y
Miguel cancio.
Aún continúan vivos en Estados Unidos.

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