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La historia no contada de la inmensa obra realizada bajo el Mandato del Presidente de la republica el General Gerardo Machado y consecuencias y hechos q provocaron tan triste final q pondría fin a su Gobierno.
NOTA :Gerardo Machado es el primer presidente cubano que lucha por eliminar la Enmienda Platt. El 27 de abril de 1927 El presidente, General Gerardo Machado viaja a Washington y le pide al presidente Coolidge un trato para eliminar la Enmienda Platt y en 1928 el Presidente Coolidge le hace recíproca la visita y se reunirán nuevamente en la Habana Cuba(ver fotos )

EL GOBIERNO DEL GENERAL GERARDO MACHADO.

El general Gerardo Machado y Morales fue electo Presidente por una gran mayoría, en 1924, con el Sr. Carlos de la Rosa como Vicepresidente. El general Machado nació en Santa Clara. Sirvió en el Ejército Libertador, en el cual alcanzó el grado que ostenta. Terminada la Guerra de Independencia, fue Alcalde de su ciudad natal, brigadier del Ejército Nacional y Secretario de Gobernación en uno de los Consejos de Secretarios del Presidente José Miguel Gómez.
OJO👉El general Machado inició su gobierno con el lema “Agua, Caminos y Escuelas”, aprobándose por el Congreso, poco después de haber tomado posesión el Presidente, una ley de obras públicas importantísima, de acuerdo con los planes y las ideas del Ejecutivo. El Secretario de Obras Públicas, Dr. Carlos Miguel de Céspedes, reorganizó el Departamento y comenzó los grandes trabajos dispuestos por dicha ley. Los principales fueron la construcción de la Carretera Central y del Capitolio, las obras de embellecimiento de la Habana, Parque de la Fraternidad, del Maine, Paseo de Martí y Malecón, Avenida de Palacio; las de la Universidad comprendieron la construcción de los edificios para la Facultad de Derecho y la Escuela de Ingenieros y Arquitectos, la de la gran escalinata monumental y la de las calles y jardines-; y el alcantarillado y pavimentación de las ciudades de Santa Clara y Camagüey; los acueductos de Santiago de Cuba, Pinar del Río y Trinidad, la construcción de hermosos edificios para centros de enseñanza -Instituto de Camagüey, centros escolares de Colón, Trinidad, Isla de Pinos y otros lugares y la de otros edificios públicos importantísimos, como el Palacio de Justicia de Santa Clara, el Instituto del Cáncer, las Escuelas de Aviación y de Aplicación del Campamento de Columbia, las aduanas de Isla de Pinos y de la Isabela, los hospitales de Maternidad e Infancia de Santa Clara y Matanzas, el Hospital de Jovellanos, varios pabellones en el Asilo de Dementes de Mazorra, varios edificios en la Estación Experimental Agronómica de Santiago de las Vegas, los edificios para los Laboratorios Biológicos de la Secretaría de Agricultura y otras obras importantes en varias ciudades y poblaciones, destinadas a fines benéficos. La Secretaría de Obras Públicas, instalada en el antiguo convento de Santa Clara, adaptado al efecto, demostró su eficiencia, además, con la organización del servicio de limpieza de la Habana, el de faros de toda la República y la rapidez con que atendió a reparar los daños ocasionados por el ciclón de 1926.
El Presidente Machado procuró hacer más eficaz la administración en todos los demás departamentos. La Secretaría de Gobernación, a cargo, al quedar constituido el Gobierno, del comandante Sr. Rogerio Zayas Bazán, trabajó con gran empeño por mejorar las costumbres y construyó un gran penal modelo en Isla de Pinos. En lo que a la administración de justicia toca, la Secretaría del ramo puso fin a la excesiva concesión de indultos, y contribuyó a la depuración de los Tribunales.
En instrucción pública se aumentaron las escuelas primarias elementales y se crearon las escuelas primarias superiores; se crearon la Escuela Superior y las seis Escuelas Elementales de Comercio, y una gran Escuela Técnica Industrial de varones, para la cual se construyó un espléndido edificio. Además, se dotó de nuevos cursos de estudios a las escuelas primarias, se fomentó la creación de miles de Asociaciones de Padres, Vecinos y Maestros, se implantó la inspección de las escuelas privadas, y se introdujo la enseñanza obligatoria de la agricultura, la geografía y la historia de Cuba en la instrucción primaria, secundaria y universitaria. El Gobierno prestó igualmente muy celosa atención al Departamento de Comunicaciones, al de Sanidad, al de Hacienda y al Ejército.
El Presidente Machado consagró sus mayores esfuerzos al desarrollo de la agricultura, la industria y el comercio, empeño en el cual prestaron su concurso a la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, las de Estado y Hacienda. Su política, en este sentido, se encaminó a asegurarle la mayor independencia económica posible a la República, procurando la diversificación de la producción nacional y que ésta llegue a satisfacer la mayor parte de las necesidades del país. Con ese fin se reformaron los aranceles, se celebraron tratados de comercio con España y Francia, se fundaron escuelas comerciales e industriales, se establecieron laboratorios biológicos destinados a la fabricación de sueros y vacunas contra las enfermedades del ganado vacuno y de cerda, se repartieron semillas para nuevos cultivos, enseñándose a los agricultores la manera de realizarlos, se crearon mercados libres en las poblaciones y se pusieron en práctica otras medidas importantes. Gracias a esas disposiciones, Cuba es en 1929 un país que produce en sus campos y fábricas casi todo lo que consume. La industria azucarera y la tabacalera, fueron objeto de una atención especial, dictándose muchas medidas para favorecerlas, de acuerdo con los productores aliviándose un tanto la penosa crisis que atraviesan a causas del exceso mundial de producción.
Durante el Gobierno del General Machado se celebró en la Habana la Sexta Conferencia Panamericana, con motivo de la cual visitó a Cuba el Presidente de los Estados Unidos, Mr. Calvin Coolidge, que fue huésped del jefe del Estado cubano en el Palacio Presidencial. Además se celebraron el Quinto Congreso Panamericano del Niño y varios congresos y conferencias internacionales más de importancia.
Antes de terminar el período presidencial, el Congreso acordó un proyecto de reforma constitucional. Se eligió una Convención Constituyente y ésta aprobó la reforma en 1928. Poco después el general Machado fue reelecto para un nuevo período de seis años, por los partidos Liberal, Conservador y Popular unidos. Este periodo se inauguró el 20 de mayo de 1929, en el Capitolio, ya terminado.
Segundo período presidencial del general Machado.
El segundo período presidencial del general Machado transcurrió, hasta la terminación violenta del mismo el 12 de agosto de 1933, en medio de una terrible depresión económica y de una violenta oposición política que no tardó en convertirse en una prolongada guerra civil de un carácter particular que no se había conocido antes en Cuba.
A principios de 1929, los Estados Unidos se hallaban todavía en un período de gran prosperidad, libres de la gran depresión económica que azotaba a casi todo el resto del mundo, pero después de mediados de año, los norteamericanos comenzaron a temer que la crisis los alcanzara a ellos también. Por esta razón, y porque el partido que se hallaba en el poder era muy inclinado al proteccionismo arancelario, el Congreso aprobó una nueva ley de tarifas que elevó los derechos al azúcar y a casi todos los artículos que se exportaban de Cuba a Norteamérica. Del precio a que se vendía el azúcar de Cuba, que era muy bajo en todos los mercados porque se fabricaba más azúcar del que se consumía, los productores cubanos tenían que tomar la mayor parte para pagar el arancel, de manera que lo que les quedaba no alcanzaba ni para cubrir la mitad de los gastos de producción. Además de esto, como Hawaii, Puerto Rico y Filipinas no tenían que pagar los dos centavos por cada libra de azúcar que estaba obligada a pagar Cuba, dichos tres países fabricaron y enviaron cada día más azúcar a los Estados Unidos, así que éstos tuvieron menor necesidad de comprar azúcar en Cuba. Vendiendo el azúcar a menor precio que lo que costaba producirlo y vendiéndolo en menor cantidad, Cuba empezó a arruinarse rápidamente.
El cuadro siguiente da idea de las pérdidas sufridas por Cuba por la reducción de las zafras y del precio del azúcar de 1929 a 1933:

El precio promedio de los años de 1932 y 1933 fue de 71 centésimos y 97 centésimos de centavo por libra, pero hubo precios mucho más bajos aun, de 57 centésimos de centavo en 1932 y 65 centésimos de centavo en el año 1933.
El azúcar es la principal fuente de vida del pueblo de Cuba, de la cual dependen tanto los ingresos del Gobierno por concepto de impuesto como los de los particulares. La reducción del valor de la zafra, a causa de no poderse fabricar mucho azúcar y de tener que venderlo a muy bajo precio, trajo inevitablemente la reducción de los ingresos del Estado, de los hacendados y colonos, de los comerciantes y hombres de negocios en general, de los terratenientes y de los trabajadores de todas clases. Los ingresos del Estado disminuyeron en la proporción que indica el siguiente cuadro, en números cerrados:
RecaudaciónAño 1928-1929$79.000,000Año 1929-1930$77.000,000Año 1930-1931$59.000,000Año 1931-1932$46.000,000Año 1932-1933$43.000,000
En una proporción semejante a la del Estado, disminuyeron los ingresos de todos los particulares, en primer término los de los obreros, que se vieron sin trabajo totalmente o ganando un salario que equivalía a trabajar por la comida nada más. El Gobierno tuvo que rebajar los presupuestos de la nación de 84 millones en 1928-29 a 60 millones en 1931-32; 51 millones en 1932-33, y 44 millones en 1933-34. Estas reducciones significaban que había que suprimir gran número de plazas de empleados públicos y rebajarle el sueldo a la mitad de los que quedaban, pero aun así no podían cubrirse los gastos, y el sueldo mensual de los funcionarios públicos se abonaba con muchos meses de retraso.
A medida que la depresión económica se fue acentuando a partir de 1929, el estancamiento de los negocios y del comercio en general fue cada vez mayor. La paralización casi total del comercio, la ruina de la industria azucarera, la falta de trabajo, la reducción y el atraso de los pagos del Estado, y el no verse en perspectiva esperanzas de poder fabricar mayor cantidad de azúcar y de venderla a mejor precio, sumieron al país en un estado de miseria y de desesperación terribles, que llegó a su grado máximo en el verano de 1933. En el corto período de poco más de tres años, la depresión mundial y las tarifas norteamericanas arruinaron totalmente a Cuba.
La crisis económica vino acompañada de una situación política no menos grave. Cuando se efectuó la reforma constitucional, algunas personalidades protestaron de la misma, y posteriormente, de la reelección del general Machado, por entender que al efectuarse la mencionada reforma se había infringido la Constitución de la República. A virtud de esta creencia, dichas personalidades y los ciudadanos que compartían la misma opinión entendían que la Constitución de 1929 no era válida y que la reelección del Presidente no era legítima ni legal.
De 1929 a 1930, el malestar económico y político se acentuó, sin que el orden llegara a perturbarse, pero al terminar el mes de septiembre, en una manifestación de protesta estudiantil, Rafael Trejo, alumno de la Escuela de Derecho de la Universidad de la Habana, fue herido por un policía y falleció pocas horas más tarde. El desgraciado suceso produjo una impresión profunda, y a partir de ese día la oposición contra el Gobierno cobró gran fuerza y comenzó a tornar un carácter violento y amenazador. Las protestas de los estudiantes y de gran número de profesores de los altos centros docentes se sucedían sin cesar, por lo cual las autoridades ordenaron el cierre de la Universidad y otros muchos establecimientos de enseñanza oficial.
En los primeros meses de 1931 se realizaron esfuerzos para llegar a algún acuerdo entre la oposición y el Gobierno en la cuestión política, pero no produjeron resultado alguno, y en la primera decena de agosto estalló un extenso movimiento revolucionario en diversos lugares de la República. Entre los muchos hechos dolorosos y lamentables de la lucha a que dio lugar, se contó la muerte del anciano general Francisco Peraza, valeroso veterano de la guerra de Independencia. Uno de los episodios más salientes de la contienda intestina de 1931, consistió en la toma de Gibara por una expedición de revolucionarios procedentes de los Estados Unidos.
El triunfo del Gobierno no puso término a la oposición ni estableció en firme la paz. Numerosos grupos de revolucionarios se organizaron en diversas sociedades secretas, y mantuvieron, de hecho, un estado de enconada y sangrienta guerra civil en las principales ciudades y poblaciones de la Isla, de un carácter hasta entonces desconocido en ésta. El Gobierno, a pesar de todos sus esfuerzos y de los medios extralegales y violentos de que hizo uso en muchos casos, no pudo dominar por completo la situación.
En noviembre de 1932 se celebraron elecciones presidenciales en los Estados Unidos, en las cuales el Partido Republicano, que estaba en el Poder, fue derrotado. El candidato del Partido Democrático triunfante, Franklin D. Roosevelt, asumió el Poder en 4 de marzo de 1933 e inmediatamente comenzó a introducir cambios radicales en la política del anterior gobierno. En lo referente a Cuba, después de haber recibido el informe privado de unos comisionados enviados a estudiar extraoficialmente la situación, sustituyó al Embajador Gugenheim por Mr. Summer Welles, e inició una nueva política encaminada a tratar de poner término a la grave perturbación que prevalecía en la Isla. En los planes del Ejecutivo norteamericano entraba negociar un nuevo tratado de reciprocidad que contribuyese a rehabilitar la industria azucarera de Cuba y el comercio entre Cuba y los Estados Unidos, y ayudar a obtener un arreglo entre el Gobierno y los revolucionarios, a base de la sustitución pacífica del Presidente Machado en el Poder, para poner término a la guerra civil existente en Cuba.
El Embajador Summer Welles se inclinó al principio a prestar atención al problema económico en primer término. Hizo declaraciones públicas al efecto, e inició gestiones para la concertación de un nuevo convenio comercial. El Presidente Machado designó una comisión presidida por el Secretario de Estado, Dr. Orestes Ferrara, para discutir los términos del convenio con una comisión americana presidida por el mismo Summer Welles. En dos sesiones celebradas por las comisiones se trazó un plan para llevar adelante la negociación, pero ésta quedó en suspenso con motivo de haberse ausentado el Dr. Ferrara para asistir a una Conferencia Monetaria que debía celebrarse en Londres. El estudio de ciertas cuestiones técnicas referentes al convenio continuó a cargo de varios funcionarios de una y otra comisión, y el Embajador Welles se dedicó a tratar de buscar solución a la difícil cuestión política. Celebró entrevistas con el Presidente Machado, los principales jefes de los partidos políticos y de varios grupos de oposicionistas y otras personalidades importantes, y ofreció su mediación para llegar a acuerdos que restableciesen la paz.
La mediación del Embajador Summer Welles fue aceptada por algunos grupos revolucionarios y por otros no. Dio lugar a una larga serie de actividades políticas, las cuales debilitaron al Gobierno y alentaron las esperanzas de la oposición. El día 7 de agosto, el rumor de que Machado había renunciado, provocó manifestaciones públicas en las cercanías del Capitolio y del Palacio Presidencial. Las fuerzas armadas hicieron fuego sobre los manifestantes y hubo varios muertos y numerosos heridos. La reacción en los Estados Unidos fue muy hostil al Gobierno cubano, y la suerte del Presidente Machado quedó echada porque el Presidente Roosevelt entendió que sólo la renuncia del Jefe del Ejecutivo de Cuba podía ponerle término a la grave situación prevaleciente. Una huelga de ómnibus en la Habana, en el cargado ambiente político, se extendió y tomó carácter revolucionario. Finalmente, la sublevación de algunos oficiales y algunas unidades del Ejército, el 11 de agosto, precipitó la caída del Gobierno el día 12. El General Machado, que ya se había visto obligado, dos o tres días antes, a convenir en renunciar su alto cargo, aceptó las renuncias de los Secretarios del Despacho, con la excepción del General Alberto Herrera; firmó un escrito dirigido al Congreso, en el cual renunciaba la Presidencia, y en la tarde de dicho día 12 de agosto escapó en avión para Nassau





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