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CAFETERAS NACIONAL era una industria cubana que nació en los primeros años del s

CAFETERAS NACIONAL era una industria cubana que nació en los primeros años del siglo XX.

Fue la empresa encargada de la producción de máquinas industriales para café expreso, café al estilo cubano, máquinas de caldera. El equipo debía ser montado en una meseta de hormigón. Tenía una parte visible, muy bonita de acero nikel y cromados, con un tacho para mantener leche hervida, porque con ella también se elaboraba café con leche al momento. La parte invisible estaba bajo la cafetera y era una caldera que funcionaba con un quemador de luz brillante. El operador la encendía y esperaba a que la caldera alcanzara el vapor necesario para operarla [tenía un reloj siempre visible que le informaba] y cuando estaba listo ya podía hacer toneladas de café, más negro que un teléfono, que vendían a tres centavos con un vaso con un cubo de hielo: Agua fría y café por tres quilos.

En cada esquina de La Habana, y en todos los pueblos y ciudades de Cuba, había una o más de esas máquinas colando café las 24 horas del día. Era la fiesta.

Mi infancia está muy ligada a esta industria. Viví entre 1957 – 59, en la casa de la tia de mi madre, en la calle Magos entre Reyes y Blanquizar, Luyanó, La Habana. Al fondo de mi casa se fabricaban estas máquinas, grandes y potentes. Creo que cada colada daba para unas 30 tazas de café. Además, como ya dije, tenían un tacho adicional para hervir leche y un sistema para esterilizar las tazas y los vasos. Era un equipo muy complejo.

Mi madre compro una para un timbiriche de café que puso en la esquina de Reyes y la Calzada de Luyanó, en el portal de la panadería La Gloria, donde hacían el célebre “pan de rejilla”. Ella quebró, pero yo aprendí de cómo funcionaba aquel armatoste que se la pasaba echando vapor por los cuatro costados y un intenso aroma a café recién colado que inundaba el barrio.

La industria de producción de cafeteras nunca paraba y daba trabajo a cientos de obreros. Y hasta tenía una competencia en Cuba, las cafeteras Royal, con una apariencia distinta pero con el mismo principio tecnológico.

Cuando triunfó el castrismo todo el café se empezó a exportar y ya no había necesidad ni deseos de que el pueblo tomara del néctar negro. Fue desmontada la fabrica.

Así, después de la Revolución de 1959, la empresa buscó nuevos horizontes y en 1961 comenzó a operar en México con el mismo nombre. Bajo la dirección de su fundador, C. P. Justo J. Torres Marín, quien fue un pionero en la popularización de café expreso en México.

Lo increíble es que hoy día Cuba importa cafeteras para sus hoteles. Son torpes y estúpidos (y no me gusta adjetivar)

Por: Mario Adolfo Marti Brenes



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