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MELCOCHA….

MELCOCHA…. Deliciosa
Ayyyyyy, esto de amanecer con Pandemia, lloviendo y mucho frío, sobre todo los que estamos en el extremo Sur del continente tipo vecino de los pingüinos…jajjaa….hace tocar las fibras más intensas y a uno le agarra ese “gorrión” y quiere pensar que el tiempo se detuvo y que los abuelos, nunca se fueron y necesitamos un abrazo, un beso y un “mi niña” con la mano en la cabeza…. Al menos a mi me pasa y últimamente, más seguido de lo normal. Oye, me estaré poniendo vieja????. Capaz… jajaja.
Son esos días, donde me hago un cafecito y sentada en mi lugar de los recuerdos en casa (siempre hay que tener uno especial para conectar con los espiritus, lo aprendí de los mexicanos), me imagino junto a mi Abuela materna Juana y sus recetas, que eran pocas porque la verdad ella venía de una familia muy básica y tampoco le gustaban los inventos, pero todo lo que hacía, lo transmitía con el amor y la complicidad de los abuelos.
Entonces, sigo tomando el cafecito y hojeo mi “Recetario de los recuerdos” e imaginariamente saboreo para atinarle al paladar, porque en ningún libro físico, se encuentra la receta de la abuela, al menos la de la mia, no. Y me llegan las escenas de nosotras dos en la cocina, ella explicándome y yo tratando de reproducir lo que me decía y de paso jugando, y así en ese toma y dale, hoy recordé los caramelos de MELCOCHA.
A veces a la tarde, cuando estaba de vacaciones, nos poníamos a hacerlos y lo que más me divertia, era amasar y amasar y ver como esa mezcla tipo masilla de color beige o carmelita claro, se empezaba a poner blanca y mientras más la amasaba más blanca y más brillante. Manos super embebidas en grasa para que no se nos pegara el caramelo medio tibio en las manos y así, dándole formas y dejarlo descansar para luego disfrutarlo.
No hay mucha ciencia en esta receta. Mezcla simple de agua (1 taza), azúcar (2 tazas) y algún ácido (1 cdta de jugo de limón o vinagre), para que no se armé un caramelo cristalizado, y a hervir hasta que comprobemos en un vaso lleno de agua, que al derramar unas gotas, estas se hagan bolitas y floten. Listo, es momento de untar con mantequilla el mármol de la cocina y volcar ahí ese pegamento que hierve y que si te animas a tocar, perderás minimamente hasta el hueso del dedo. Entonces mejor dejarlo reposar y luego con un cuchillo, ir despegando los bordes que empezarán a ponerse más duros. De afuera hacia adentro, juntando y con las manos engrasadas, amasar y amasar uniendo puntas y de vuelta. Así hasta que uno vea que empieza a ponerse blanco y a endurecerse. Si se quiere colorear, hacerlo antes de que se enfríe. También si uno quiere darle sabor. Fácil y lo mejor, barato.
Les confieso que hacía mucho que no practicaba esta receta. Luego de que estuvo todo listo y para la foto, hasta la lagrimita se me salió. Desde pequeña la hago y puedo decir que fácil, habrán pasado unos 30 años que no la practicaba. Asi como leen.
La Melcocha nos cayó de la mano de los españoles, como casi todo, por no decir todo después de la conquista y si bien sus inicios se hicieron a través de la miel o el melado, lo menos refinado de la extracción del jugo de la caña de azúcar, hoy podemos encontrar recreaciones a base de azúcar blanca, glucosa y hasta otros inventos. Nos llegó para quedarse y responde a la larga lista de elaboraciones artesanales de la pastelería criolla de muchos países en Latinoamérica.
Dicen que el nombre deriva de “Miel” y de “Cocha”, que era el utensilio o “perol” donde se empezó a preparar este dulce. Otros dicen que el nombre viene del Latin, También se dice que proviene del latín Cocta mel o Mel cocta, que significa "miel cocida". Ambas dos, pueden seguir discutiendo pues tienen mucha lógica.
Según la región latina existen múltiples variaciones. Algunos en la mesa le agregan maní picado, otros canela, otros ajonjolí, algunos la colorean para formar Chambelonas y Chupetines (yo las pinté con verde comestible y un pincel), también tenemos los que saben a menta, a fresas o a caramelo.
Vemos variadas formas, desde las tabletas, palitos, caramelos o círculos. Eso si, siempre coloridas y con punto de venta en parques o lugares donde los niños, son factibles de conquistar y de paso los empastes que siempre vuelan….jajajaj

Nada grupo, que es una receta sencilla, pero muy divertida para hacer en familia. Simples ingredientes y nada más. Animense a hacerla, leo sus anécdotas como siempre y no dejen que las recetas se queden en el imaginario familiar, si pueden, transcriban a un cuadernillo o libreta, en el futuro, más de uno se los agradecerá.

Un saludo sabrosón y que el sabor de Melao, siempre este en sus cocinas.

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