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Matanzas, la Ciudad de los puentes!!! La ciudad de Matanzas, una de las que más

Matanzas, la Ciudad de los puentes!!!

La ciudad de Matanzas, una de las que más apelativos ha recibido a lo largo de su historia, surgió alrededor de su bahía homónima en la que desaguan 4 ríos. De las variadas obras ingenieras realizadas a través del tiempo para salvar las corrientes pluviales, se derivó uno de los más añejos sobrenombres de Matanzas: Ciudad de los Puentes. Ya era conocida así cuando en 1860 es también denominada Atenas de Cuba. A lo largo de más 3 siglos los matanceros desplegaron ingeniosidad en el uso de disímiles materiales para construir necesarios caminos sobre el agua. Algunos de estos puentes están dedicados exclusivamente al tránsito peatonal En numerosas ocasiones la inclemencia del tiempo destruyó la obra humana pero la perseverancia alimentada de optimismo, siempre logró mejorar la vía anterior. La historia registra la fecha de 1722 cuando fue construido un puente con todas las de la ley sobre el Río San Juan, el más céntrico:

El puente Calixto Garcia.

El primer puente construido sobre el río San Juan en la ciudad de Matanzas se erigió en 1722, a 29 años de fundada la ciudad, y estuvo en pie hasta el 19 de octubre de 1730 cuando un huracán lo destruyó. Después de éste, fueron ocho los construidos hasta el actual.

El segundo puente se construyó en 1732 y fue derrumbado por un temporal el 24 de octubre del propio año.

El 25 de febrero de 1745 don Felipe del Castillo comenzó a construir el tercer puente, esta vez de madera de cedro y caoba, que se terminó el 29 de octubre de 1745. Este puente vivió algo más de cinco años, pues en 1750 ya estaba por desaparecer. Es de destacar, que todas estas primeras construcciones se realizaron a partir de maderas duras con apoyos intermedios en el cauce del río, lo que no garantizaba su durabilidad.

El 5 de mayo de 1752 el maestro de obras Jacinto de Castro solicitó la aceptación para su uso del puente número cuatro. El 6 de octubre del mismo año el puente colapsó, aplicándose a partir de ese momento, y durante varios años, algunas soluciones para el paso sobre el río.
Antiguo puente de Bailén, sobre el río San Juan.
El quinto puente se inauguró el 24 de julio de 1788, a partir de la recaudación entre los vecinos de alrededor de seis mil pesos. Esta construcción se realizó por primera vez de canto y apoyado en pilares de piedras. El puente fue ejecutado en sus inicios por Joseph del Castillo y concluido por Antonio Lareo.

Ya en 1816 se contrató al ingeniero don Pedro de Silva la reedificación del puente existente, esta vez con pilares de cantería. Este sería el sexto puente de la lista. Daños observados en la estructura de este último viaducto llevaron a que en 1825 se ordenara a Jules Sagebién proyectar un nuevo puente, ahora de cantería y madera con cuatro luces y tres apoyos intermedios. Este proyecto no se llevó a vías de ejecución.
En 1837 se acordó demoler el puente construido por Lareo, para construir el séptimo conocido por Puente de Bailén, con tres arcos de cantería y un ancho aceptable en su calzada. Fue proyectado y construido por Sagebién.
Un segundo Puente de Bailén, el octavo de la historia de esos puentes, fue terminado hacia 1845 por la Real Junta de Fomento, del Brigadier de Ingenieros don Francisco de Albear y Fernández de Lara, siendo su maestro de obras don José Carbó; la dirección facultativa de esta obra estuvo a cargo del Teniente de Ingenieros don Carlos Benítez. Se dice que esta última obra fue la única de la ciudad que tuvo en cuenta los valores estéticos, presentando arcadas de sillería lo que le ofrecía un elegante aspecto. Estuvo en servicios hasta el 13 de octubre de 1870, cuando fue destruido totalmente por una tormenta.
En 1871 se inauguró con carácter provisional el noveno puente. Esta obra fue dirigida por el ingeniero Ricardo Busqueta y Casal. Esta última construcción se mantuvo, aunque era necesario reparar su calzada sistemáticamente.

Desde 1870, el arquitecto municipal don Pedro Celestino del Pandal y Sánchez, proyectista del puente de La Concordia, inaugurado en 1878, enlace sobre el río Yumurí de los barrios de Matanzas y Versalles y de los estribos del puente de Bailén, antecesor pétreo del Calixto García, estaba encargado de proyectar una solución que resolviera los problemas que durante tanto tiempo presentó la vía y esta vez se pensó en una conexión de hierro.
El 26 de noviembrede 1890 se dictaminó la necesidad de sustituir el puente de 1871 y se comenzaron las gestiones para la nueva construcción, el décimo puente, el que soportó al fin las grandes inundaciones acaecidas en junio de 1892.
La solicitud de planos y marco financiero para acometer tal edificación se integró como acuerdo del Ayuntamiento de Matanzas en septiembre de 1890, pero el pedido debió elevarse desde La Habana a la Comisión de Obras Públicas de España, entonces radicada en París.
En febrero de 1893 la compañía belga Baume Marpent S.A., con sede en Amberes, obtuvo el contrato para la construcción de la mencionada obra con vigas metálicas rectas, paso entablado doble y adoquines, de 61,48 metros de largo, según el plano original, luego reducido a 52,40, a un costo de 150 mil francos.
El ensamblaje de las piezas fundamentales comenzó el 27 de enero y concluyó el 10 de abril de 1896, pero lo más complicado del proyecto fue la colocación de la estructura de 450 toneladas en su sitio actual, tarea muy complicada en la cual se emplearon numerosas artes de izaje y sostén.
Luego de terminadas las barandillas, aceras y piso de madera cubierto con adoquines, el 21 de junio del propio año la banda del cuartel de María Cristina transitó el nuevo puente y detrás de ella una nutrida comitiva.
Las autoridades de la época lo bautizaron con el patronímico de Romero Robledo, un diputado de Matanzas amigo del capitán general de Cuba Valeriano Weyler, pero no lo conservó mucho tiempo. El 20 de enero de 1899, tras la primera intervención norteamericana, el Ejército Libertador de Cuba pasó sobre esa moderna instalación con el general Pedro Betancourt y su estado mayor al frente.

En ese mismo año 1899 el puente obtuvo el nombre definitivo de Calixto García, mayor general mambí, muerto repentinamente en los Estados Unidos el 11 de diciembre de 1898, cuando presidía una comisión designada por la Asamblea de Santa Cruz del Sur.
Otra vista del también llamado Puente de Bailén, sobre el río San Juan.
La pista de rodamiento con parrillas Irving, adquiridas en los Estados Unidos como sobrante de guerra y colocadas en este importante camino de hierro en 1948 para sustituir el piso de madera cubierto con adoquines, fue retirada por deterioro en 1977.

En su lugar se colocaron planchas recubiertas con asfalto, solución desechada en 1988 y resuelta gracias al ingeniero cubano José López Figueroa, quien diseñó una máquina capaz de fabricar las 272 parrillas Irving que posee hoy la pista de rodamiento de este puente matancero.





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