Home Todo "La Terminal de Ómnibus de La Habana se construyó en una gran...

"La Terminal de Ómnibus de La Habana se construyó en una gran manzana de te

"La Terminal de Ómnibus de La Habana se construyó en una gran manzana de terreno colindante con las avenidas de Rancho Boyeros y 19 de Mayo, frente a la Plaza Cívica y su objetivo era servir de paradero de todas las rutas interprovinciales de ómnibus.
Su creación se gestionaba ya desde el año 1937 por la Asociación Nacional de Porteadores, pero no fue hasta diez años después que Menelao Mora (quien en 1957 cayera durante el asalto al Palacio Presidencial) en representación de la COA y Rodolfo Antorcha de la Taza por los porteadores obtuvieron del entonces Ministro de Comunicaciones Alberto Cruz un decreto presidencial convocando a subasta para construir el edificio de acuerdo a una concesión que establecía la gratuidad del servicio tanto para las empresas de transporte como para el pasaje. Otra cláusula estipulaba que al extinguirse el término de la concesión los terrenos y edificios pasarían al Estado cubano.
La obra se calculó inicialmente a un costo de más de dos millones de pesos (incluyendo el terreno que costó 441 549) y una vez terminada debía satisfacer el tráfico diario de 45 000 pasajeros y 1 500 ómnibus, sin embargo terminó costando casi tres millones. La subasta se le adjudicó a los constructores Moenk y Quintana en diciembre de 1947 quienes al final de la ejecución fueron auxiliados por el ingeniero José María Pérez Benitoa.
Terminal de Ómnibus de La Habana en construcción (a la derecha se observa la Ermita
de los catalanes, donde luego se construyera la Plaza Cívica)
En el momento de su inauguración, el 19 de junio de 1951, su edificio de tres pisos se encontraba entre los más modernos y mejor equipados de los de su tipo en el mundo. La planta baja, con un área de fabricación de 3767 metros cuadrados se destinó al despacho de boletines de las diferentes rutas interprovinciales, salas de espera con aire acondicionado, restaurante, cafetería, bar y otros varios establecimientos comerciales. Sus andenes eran amplios y ventilados y el servicio de depósito de equipaje e información se brindaban de forma gratuita a los clientes. Las plantas superiores estaban ocupadas por las oficinas de la empresa. También contaba la terminal con un amplio sótano con 900 metros cuadrados de fabricación.
Marquesina de la Terminal de Ómnibus con el reloj de pared
(ya desaparecido)
La Terminal de Ómnibus de La Habana ofrecía a los pasajeros algunas ventajas considerables: regulaba la salida y entrada de ómnibus en un lugar céntrico y relativamente equidistante de las principales barriadas de la capital; contribuía a la descongestión del tránsito al sustraer la afluencia de rutas del interior de la República de las áreas más atestadas de tráfico; proporcionaba mayor comodidad al viajero que ya no debía esperar en locales inadecuados, pequeños y diseminados a los largo de la ciudad; y, por último, un servicio sanitario e higiénico a la altura de las grandes capitales de Europa y América.
El negocio fue operado desde el principio bajo la razón Terminal de Ómnibus SA. Su primer Presidente fue el millonario italiano Amadeo Barletta que fue sucedido por el ganadero Francisco Vidal Más. En 1958 eran grandes accionista y formaban parte de su Junta Directiva, además de Vidal Más, otros potentados como Evaristo Vicente Méndez, Enrique Gancedo Toca (que había aportado el terreno en que se construyó), Eugenio de Sosa Chabau, Luis de Sosa y Francisco Saralegui.
Terminal de Ómnibus de La Habana (aspecto actual)
La Terminal recibía un por ciento de las recaudaciones de las rutas de ómnibus, pero su desempeño económico no era bueno y en unos pocos años ya enfrentaba fuertes pérdidas y una deuda hipotecaria de más de un millón de pesos.
Tras el triunfo de la Revolución la empresa fue nacionalizada y comenzó a ser administrada por el Estado cubano. A lo largo del tiempo ha sufrido algunas modificaciones en su estructura, pero esta básicamente se ha mantenido muy semejante a su construcción original."

Compartido por: Arlene Ramirez



Salir de la versión móvil