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La Palma Real.

La Palma Real. Reina de los campos de Cuba. 🌴☀ 🇨🇺

Hermosa y esbelta, fresca, sencilla, firme y accesible, se erige la Palma Real en los campos de Cuba. Durante siglos ha acompañado a los habitantes de esa isla, en especial a los campesinos, modelando el paisaje y proporcionándoles toda clase de materias primas para su sobrevivencia.

Durante las guerras de independencia contra el colonialismo español sirvió como planta medicinal, referencia topográfica, atalaya y bastión defensivo natural, elementos que definitivamente la llevaron a convertirse en el Árbol Nacional de Cuba, presente en el Escudo de la Nación. Y por si fuera poco, es un árbol sagrado para las religiones populares de origen católico y africano.

La palma reina en los campos de Cuba. Aparece en casi todo el territorio antillano de manera solitaria o formando grupos que se llaman palmares. Es oriunda de la Mayor de la Antillas y puede medir hasta cincuenta pies de altura. Su tronco alargado, cilíndrico y robusto, de color blanquecino a grisáceo, se eleva hasta llegar a los penachos de hojas verdes que pueden alcanzar los ocho metros y cuando se secan se les llama guano. En los límites del tronco y las hojas brotan ramilletes de florecillas blancas que se convierten en capullos ramificados de palmiche, su fruto redondeado y rojo.

Los campesinos cubanos, «guajiros», aprovechan todas sus partes. La madera y la base de las hojas, llamada «yagua», se utilizan para construir casas y otras edificaciones rústicas, que generalmente se cobijan con techo de guano. El palmiche, por su parte, está reconocido como uno de los mejores alimentos para los cerdos. Sus raíces son medicinales.

En el Escudo

Existían razones más que suficientes para que la Palma Real fuera considerada Árbol Nacional y engrosara, desde mucho antes, el Escudo Nacional de Cuba. Desde el siglo XIX se ubica en el cuartel inferior izquierdo, como parte de un impresionante paisaje rural cubano, acompañada de montañas redentoras. Definitivamente, asumió así el papel de símbolo de resistencia, de fortaleza indoblegable sin renunciar a su belleza inherente.

A partir de entonces se concibió intrínseca a la noción de cubanía, pues resulta necesario resaltar que es el único componente de la flora y la fauna que integra el Escudo Nacional de Cuba. Quizás esté considerada como la única entidad que vivirá para siempre.

Para todas las religiones provenientes de África, generalmente sincretizadas con los santos católicos, tiene significaciones de importancia vital. Para los congos o seguidores de la «Regla de Mayombe» o «Palo Monte», se conoce como Diba, Lala, Mábba y Dunkende, según un estudio muy interesante que publicaron recientemente los investigadores Julio Martínez y Marco Antonio Vázquez.

En el texto explican que cuando a una palma la impacta un rayo, los creyentes van hasta allí en busca de la “piedra de rayo” para montar las ngangas, que son recipientes donde se combinan elementos que dan la fuerza, el espíritu y alcance al practicante. Dicen que en ese árbol reside el dios Nsasi y junto a él se realizan ceremonias de iniciación, se ponen ofrendas y se curan enfermos, pues posee una conexión mística con los hombres. Sus partes también son muy codiciadas para la fabricación de objetos mágico – religiosos con gran poder y cualidades exorcistas.

En la religión yoruba, conocida como «Regla de Ocha» o «Santería», asume los nombres de llé Changó Orissá, Iggi Opwé y Alabi. Es la casa del orisha Changó, amo del fuego, el trueno, la guerra y los tambores, sincretizado con Santa Bárbara de Bitinia. Desde su cúspide Changó vigila y protege a sus hijos, por lo que es parte imprescindible para los rituales de los guerreros e igualmente para concebir objetos mágicos.

Para los carabalíes, creadores de la secta religiosa «Abakuá» o «Ñáñigos», exhibe el nombre de Ukano Mambre. De acuerdo con la tradición, precisamente a los pies de ese árbol se organizó por primera vez la secta exclusiva para hombres, por lo que encarna un fuerte simbolismo dotado de potencia sagrada.

Para los católicos

Herederos del catolicismo tradicional, los cubanos aún conservan creencias y prácticas aportadas por los españoles, llegadas directamente desde el país ibérico. Durante el Domingo de Ramos que inicia la Semana Santa, los fieles salen en procesión enarbolando las hojas de palma y después las llevan a casa como reliquia.

Unos días antes de la fecha los sacerdotes encargan a los desmochadores, humildes profesionales que escalan las palmas generalmente para obtener los racimos de palmiche, que les surtan de cogollos, las hojas tiernas antes de abrir. El guano se consagra con oraciones y se rocía con agua bendita para entregar a las personas. También con él se adornan las iglesias y los altares. Igualmente, se quema en los templos un día antes del Miércoles de Ceniza para marcar la cruz en la frente, como símbolo de penitencia y arrepentimiento durante la Cuaresma.

En los hogares, por su parte, se colocan detrás de la puerta principal en forma de farolitos o cruces para asegurar protección, suerte y recuperación de la salud. También se utiliza para santiguar niños, embarazadas y enfermos. Otros queman el guano bendito en las tormentas para alejar los rayos y escapar de las desgracias.

Para muchas de las religiones que se practican en Cuba, la imagen de la Palma Real comunica el cielo y la tierra, o es puerta hacia otros espacios místicos. Representa una columna universal, eje sólido y sostén del mundo. Transmite la idea de la virilidad, el fuego, la pasión, las alturas y, junto a la ceiba, conforma un sistema binario de masculinidad y femineidad que marca la fertilidad cósmica en la conciencia religiosa de todo un pueblo, que probablemente no sería igual sin sus palmares.

La Palma Real en las artes cubanas
Palma Real, simbolo de los campos de Cuba

Su carácter cercano, utilitario, simbólico y sagrado, ha permitido que la Palma Real sea uno de los elementos más recurrentes en la pintura cubana, en la literatura, la poesía y hasta en la música. El trovador Sindo Garay escribió e interpretó la canción “El huracán y la palma”, después de un terrible ciclón en 1926. Pero hay una palma; que Dios solamente; le dijo al cubano; cultiva su honor. Que erguida y valiente; con blanco capullo; que sirve de espada; doblada hacia el suelo; besando la tierra; batió el huracán.

Por: Onlinetours.





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