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» La ingratitud de los hombres es la gran pena del mundo «.

» La ingratitud de los hombres es la gran pena del mundo «.
Ciego de Ávila. Da. Ángela Hernández y Rodríguez Venegas, quien a los 64 años decidió construir el Teatro Principal, cuyo costó acendio a 250 000 pesos, falleció el 31 de agosto del año 1940, lo más seguro que la última visita que recibiera en el lugar donde descansan sus restos junto a » Giménez » que fuera su esposo, fue un día del año 1961 por parte de su hijo » Paquito » y su nieto » Frank » antes de estos salir del país, quienes vivían en la calle Chicho Valdés/ Marcial Gómez y Honorato del Castillo, en los terrenos de los jardines de su vivienda se construyó el hotel Santiago Habana.
La Doña, nació en Sancti Spiritus, hija de D. José Miguel Hernández y Piña, segundo Conde de Villamar. Ángela, había donado anteriormente los terrenos para la construcción del edificio del Asilo de Ancianos, y urbanizo sus fincas Ceiba y Capitán, que convirtió en el reparto Los Ángeles.
Hoy no existe ninguna tarja que identifique a esta benefactora de la ciudad, e incluso » periodistas » han utilizado una leyenda sobre el motivo de la construcción del » Lugar de los Grandes Acontecimientos » para decir que fue producto a la » Soberbia » característica de la clase burguesa.
Cuentan que su alma se encuentra en el Coliseo Avileño, lugar donde se escuchan oír sus pasos y voz durante las madrugadas.
Foto del día de la inauguración del Teatro Principal, donde aparece en el centro Da. Ángela Hernández y Rodríguez Venegas.

Publicación de Barbaro Ricardo Martinez Hortelano

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