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La gran «DIVA» de la ópera cubana, a la que nunca se le otorgó el lugar que des


La gran «DIVA» de la ópera cubana, a la que nunca se le otorgó el lugar que desde siempre merecía…..

Por. Henry Puente.

La mayoría de los cubanos amantes de la ópera recuerdan a Ana Menéndez Ruiz, nacida el 2 de noviembre en 1926, en la cuidad de La Habana, como la excelente cantante lírica que recorrió nuestros teatros y televisoras, donde cantó todo el gran repertorio de ese maravilloso género, incluso, que lo hizo en La Habana durante «La traviata» de Verdi, junto a esa súper diva italiana nombrada pero pocos recuerdan sus aportes como pionera de una de nuestras prácticas fundacionales televisivas.
La siblime cantante por complacer a sus padres estudia Secretariado Comercial pero finalmente sus aptitudes la llevan al canto, al cual consagra su talento y versatilidad artísticos.
Desde 1946, debuta en la Coral de Maria Adams, estudia en el Conservatorio Levy y cuando en 1952, estaba en el coro de Pro Arte Musical, viaja a Milán (Italia) a estudiar Opera con Carla Castellani, la repertorista del famoso teatro La Scalla.
Entre 1953 y 1955, en La Habana, hizo partiquinos y segundas figuras en Pro Arte Musical mientras estudia en la Escuela de Opera del Conservatorio Hubert de Blanck De esa época datan sus primeras interpretaciones en «La Boheme» y «Tosca» de Puccini, como ya mencionamos con anterioridad en «La traviata» y Aída de Verdi), «Andrea Chenier» de Giordano, y uno de sus más grandes papeles, por el que aún es muy recordada Mme. Buterfly, también de Puccini.
Su vastísima actividad teatral rebasa a la Fundación Pro Arte Musical pero sus presentaciones en la televisión redimensionan y esparcen su voz por todo el país.
Cinco años después de inaugurada la televisión en Cuba, el 17 de diciembre de 1955, el espacio «Noches de Ambar Motors» del Canal 2 Telemundo, estrenó «La Boheme», la primera opera completa del video cubano protagonizada por Ana Menéndez y Lorenzo de Soto.
Como si fuera poco, en está
versión televisiva, la Menéndez inaugura la dirección artística femenina de la puesta en pantalla del género y es cuando menos, la primera cubana en estas funciones. Le acompañan en la realización audiovisual, quién fuera su esposo, Roberto Sánchez Ferrer, director de la orquesta de esa televisora, en la dirección musical y Roberto Costabile en la producción y dirección televisivas. Muy pronto, le siguen entre otras, «La traviata» y «Angelique». Posteriormente, Ibrahim Urbino, conductor de Entre luces y micrófonos, la entrevista en la revista Escuela de televisión de Gaspar Pumarejo difundida en esa planta.
Desde entonces, en incesante periplo, recorrió los teatros capitalinos y los estudios televisivos, el paso del tiempo y la falta de archivos impiden hoy identificar toda su participación televisiva pero son harto elocuentes los ejemplos de este quehacer, desde la década de su inició a principio de los años cincuenta del pasado siglo, en 1956, actúa en un programa televisivo dirigido por Ernesto Lecuona, que en un año estrena doce operas, para agosto de 1957, en el Gran teatro del sábado CMQ TV. Canal 6, fue la Lauretta de Gianni Schicchi de Puccini, compartiendo elenco con artistas de la talla de José Le Matt, Marta Pineda, Humberto Diez y Fred Cusman, tenor de la NBC norteamericana, con la producción de Rafael Duany y eminentes personalidades de nuestra cultura, como Paúl Csonska en la dirección musical y Sergio Vermel del Conservatorio Hubert de Blanck en la dirección escénica, en ese mismo año, el Proyecto Pro-Teatro Lírico organiza quince representaciones de «La Médium» de Menotti en la Sala Hubert de Blanck, protagonizadas por , que deviene gran suceso cultural, en el cual también participaron: Ana como la Sra. Gabineau, Maria Teresa Carrillo y Ernesto Lecuona.
En 1959, retorna de otro viaje de otros dos años de sus estudios de repertorio en Italia y Ana se erige como un pilar de la lírica y la operística nacionales.
Su intensa actividad televisiva en las primeras décadas del servicio público hace de ella un referente habitual para los televidentes, hasta que en 1963, como una de las fundadoras del Grupo Pro- Teatro Lírico, canta en la televisión «Mme. Butterfly», «Las bodas del fígaro», «Don Pascale» y «La médium», asimismo, ese año la seleccionan «La mejor voz clásica de la televisión cubana» y la designa La mejor voz lírica, que se suman a sus múltiples lauros precedentes.
Durante 1964, en Música y estrellas, canta el aria del «Fausto de Gounod» y en el espacio Álbum de Cuba, compartió el escenario con su conductora, la destacada cantante lírica cubana Esther Borja, y el tenor Armando Pico.
Un año mas tarde su gira por Europa y Asia transcenderá con enorme éxito en la entonces Republica Democrática Alemana, dónde da a conocer veintidós obras de la lírica cubana, graba para radio y televisión, filma dos películas y canta en la Sala de los congresos de Berlín. Fue la primera cubana en cantar una opera completa en el «Teatro de la opera de Odesa», La traviata y Rigoletto y en «El Harkov» La traviata y Mme. Butterfly.
Su éxito genera nuevas grabaciones en la televisión europea con títulos de Gonzalo Roig, Gisela Hernández y Olga de Blanck y protagoniza en su pantalla, el Ana Menéndez Show, la gira finaliza con su actuación en la Sala Smetana de Praga y en el Festival Primavera de Praga, extinta Checoslovaquia, y en el teatro Morambog de Corea, donde canta tres obras, una de autor coreano, otra de Roig y una de Prats.
Durante 1967, una vez más, en Álbum de Cuba, participa en el homenaje del espacio a Jorge Anckerman, junto al maestro Rodrigo Prats y en el de Viernes de gala a Alicia Alonso.
Su experiencia en la dirección artística televisiva de operas universales le permitió años después dirigir obras en «La opera nacional de Cuba» y en otros escenarios.
Ana Menéndez fallecería el 23 de octubre del año 2013 sumida en un total olvido, nunca la cultura cubana le otorgó el reconocimiento y lugar que, sin la menor duda, merecía, debido a su aporté al arte lírico cubano….

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