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John Calvin Coolidge Jr. presidente de los Estados Unidos de América se subió en

John Calvin Coolidge Jr. presidente de los Estados Unidos de América se subió en Cayo Hueso al acorazado USS Texas y tras una noche de navegación tranquila entró en la bahía de La Habana.

Trigésimo presidente de Estados Unidos, Coolidge gobernó el país entre 1923 y 1929. Viajó a Cuba en enero de 1928 para participar en la VI Conferencia Internacional de Estados Americanos, que se celebraba en La Habana el día 16. Se trasladó con su esposa, en el que fue su único viaje al extranjero durante su mandato, y tuvo un encuentro con el entonces presidente de la Isla, Gerardo Machado.

Los cronistas norteamericanos de la época cuentan que aquel enero de 1928 “los cubanos se agolparon en la bahía de La Habana para ofrecer la más grande acogida que hasta ese momento habían dedicado a un líder extranjero. Miles se encaramaron en el Castillo del Morro y en las azoteas de los edificios, alargando sus cuellos para echar un vistazo al acorazado USS Texas entrando en el puerto.

Cada balcón cercano a la bahía se encontraba repleto de familias que vitoreaban. Sobre las cabezas de todos, seis aeroplanos del Ejército Cubano giraban para proteger al Texas y su largo convoy, formado por tres destructores y el crucero Memphis. Los silbatos sonaron; el Texas disparó un saludo con su artillería de dieciséis libras que fue correspondido por los cañones de La Cabaña”.

El reportero del Saturday Evening Post, Beverly Smith, al recordar el viaje en un artículo de 1958 titulado “To Cuba With Cal”, describía el recibimiento: “La multitud era enorme y entusiasta. Aclamaban hasta quedarse roncos al presidente Coolidge. Se amontonaban junto a su auto, lanzando besos y flores”.

Como en Estados Unidos regía la Ley Seca, el reportero Smith estuvo atento a si Coolidge aceptaría alcohol, que era ofrecido por un camarero “en una gran bandeja llena de delicadas copas de cocktail, espumeando hasta el borde con daiquirí —ron, jugo de lima fresca y azúcar, bien batido”. El mandatario norteamericano salvó la situación dando la espalda a la bandeja mientras se le acercaba, con la excusa de señalarle a Machado las bellezas de la vegetación tropical. De esa noche se recuerda que Coolidge Jr. sutilmente rechazó un daiquiri.

Coolidge no dio declaraciones a la prensa en La Habana y las únicas palabras que quedan de su visita son las de su discurso en la Conferencia en el cual exhortaba a las naciones del Hemisferio Occidental a abrazar los principios de paz, libertad y democracia. El tiempo ha llegado, dijo, “de convertir nuestras espadas en arados”.





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