Home Todo El que fue… ¿a Mantilla? En la capital de Cuba existe...

El que fue… ¿a Mantilla? En la capital de Cuba existe una expresión que se sue

El que fue… ¿a Mantilla? 🤷🏽😅

En la capital de Cuba existe una expresión que se suele utilizar para indicar que aquel que abandona una posición determinada no tiene derecho a reclamarla: “El que fue a Mantilla perdió la silla”, repiten una y otra vez los habaneros, recordando el barrio de Arroyo Naranjo donde alguna vez existió un famoso paradero.

Sin embargo, este refrán tan popular en La Habana no es más que una derivación de otro que llegó de España hace ya muchísimo tiempo en el que el lugar que se referencia en la sentencia popular es la antiquísima ciudad de Sevilla y no el barrio de Mantilla que, por supuesto, ni se pensaba que fuera a existir cuando surgió el adagio.

“El que fue a Sevilla perdió la silla…” dice el refrán original originado en Andalucía y como el habanero de Mantilla significa lo mismo: que el que no cuida lo que le pertenece, puede perderlo en cualquier momento.

La frase tuvo su origen en tiempos del rey Enrique IV…

Cuentan que a un sobrino del arzobispo de Sevilla, Don Alonso de Fonseca le fue concedido el arzobispado de Santiago de Compostela; pero como en aquel entonces el reino de Galicia andaba bastante revuelto, el sobrino pidió al tío que le ayudara a asumir el alto cargo eclesiástico.

El bueno de Don Alonso aceptó gustoso y le dijo a su sobrino que le cuidara “un momentico” la silla de arzobispo de Sevilla, mientras el marcha al norte a pacificar a los belicosos gallegos. Una vez que se lograra el objetivo regresaría a asumir su posición y el sobrino marcharía a Galicia.

Pero sucedió que cuando Don Alonso logró restituir el orden en la diócesis de Santiago de Compostela y regresó a Sevilla para tomar su cargo de arzobispo y que su sobrino marchara a Galicia a asumir el suyo, este último se negó en redondo, pues se encontraba muy cómodo reinando sobre el alma de los andaluces.

Tanta fue la resistencia a cumplir lo pactado con Don Alonso que tuvieron que intervenir el rey y mismísimo Papa para que este soltara el arzobispado de Sevilla, pues el avispado usurpador no dejaba de argumentar… “lo siento mucho pero el que se fue de Sevilla (y no a Sevilla, como dice el refrán que nos ha llegado), perdió la silla…”.

Escrito por: todocubaorg


Salir de la versión móvil