Home Todo El interior del Teatro Tomás Terry, en Cienfuegos, Cuba.

El interior del Teatro Tomás Terry, en Cienfuegos, Cuba.

El interior del Teatro Tomás Terry, en Cienfuegos, Cuba.

Teatro Tomas Terry. Monumento Nacional, ubicado en el centro histórico urbano, frente al Parque Martí, esquina a la avenida 56 y calle 27, su tipología se corresponde con la del llamado coliseo a la italiana, que se desarrolla en una sala con forma de herradura, donde el público se sitúa en cuatro niveles, pero siempre en relación frontal al espectáculo que se ofrece en el escenario.

El teatro Tomás Terry, es uno de los más elegantes edificios eclécticos de la ciudad de Cienfuegos, que conforman junto a los similares Sauto, de Matanzas; y La La Caridad, de Santa Clara, la trilogía existente en Cuba de los teatros del siglo XIX.

En 1863, Tomás Terry, comerciante, bodeguero, y hacendado azucarero, quien fue considerado el hombre más acaudalado de la isla en esa época, con su deseo de un teatro de lujo, decorado con artistas de renombre, con palcos, platea, varios pisos, ofrece al entonces gobernador Pezuela un donativo de sesenta mil pesos, de los que debería usar 50 000 mil en la construcción del mismo, y los 10 000 restantes serían para la escuela de niños pobres que luego se sostendría con las ganancias del teatro, pero el proyecto no se lleva a cabo.

Tomás Terry fallece en París y al año siguiente, en 1886, vienen a Cienfuegos sus hijos Francisco y José Emilio Terry para distribuir entre los herederos la fortuna que les legó. En esa oportunidad cumpliendo la promesa de su padre separan cien mil pesos para construir un buen teatro. Se constituyó con este propósito una sociedad civil denominada Sucesión de Don Tomás Terry, con el objetivo de construir y administrar el teatro. El capital inicial ascendió a 115 000 $ pesos (oro), de los cuales más de la mitad correspondían a Teresa Dorticós Gómez de Leys, viuda de Terry; y el resto se distribuía entre el resto de la familia.

Se sacó la obra a concurso y el jurado formado en francia para la ocasión, adjudicó la obra al ingeniero militar santiaguero Lino Sánchez Mármol, quien apeló a un recurso estilístico propio de la época al concebir la ubicación de los palcos en forma de herradura.

El 19 de diciembre de 1887 fue colocada la primera piedra en una ceremonia religiosa con un gran público asistente. Jóvenes del Liceo enviaron a Madrid un cablegrama de agradecimiento a Emilio Terry Dorticós y demás familiares. La construcción de la obra se extendió hasta 1888.

La edificación que señorea el ambiente neoclásico del actual Parque Martí estuvo lista en noviembre de 1889, pero su inauguración debió esperar por la llegada desde París de los herederos de Terry.

La noche del 12 de febrero de 1890, la orquesta del profesor Palace acometía los primeros acordes de la ópera Martha, el crítico Aniceto Valdivia recitó unas décimas dedicadas a Cienfuegos y el poeta Diego Vicente Tejera declamó su poesía La hamaca.

Los hermanos Terry recibieron un álbum de las autoridades locales como testimonio de gratitud de la ciudad y se dio lectura al acta de inauguración del Teatro. El músico Laureano Fuentes compuso una oda sinfónica especialmente para esa ocasión, que fue interpretada magistralmente.

Después, el pianista José Manuel Jiménez (Lico) interpretó una rapsodia de Liszt y otra de su inspiración, y luego la orquesta tocó dos Marchas Triunfales, una del propio Lico Jiménez y otra de Rafael Palau.

Seguidamente se presentó un proverbio dramático de Isaac Carrillo, a cargo de aficionados locales, y la niña Ana María de Mármol ofreció el monólogo Pobre María de Echegaray. La ceremonia concluyó con el orfeón de Cienfuegos que interpretó el himno La gratitud con letra del historiador Enrique Edo y música del maestro Palau. Cerró el espectáculo el Orfeón Glorias de Galicia que interpretó la melodía El mar.

Su elegante estructura se complementa con un falso techo de yeso y bastidores de lienzos en la sala principal , pintados al óleo en el que aparece un motivo central de 23 figuras alegóricas a la aurora, la risa, el llanto, los retratos de la poetiza Gertrudis Gómez de Avellaneda, el músico Gaspar de Villate y otros motivos florales , como parte de un plafón de gran valor desde el punto de vista pictórico.

La tipología utilizada procede del teatro a la italiana, constituida por una sala en forma de herradura, en la que el publico se ubica en 4 niveles, siempre de frente al espectáculo que se presenta.

La superficie dedicada a escena posee 24 metros en la boca y 19 metros de profundidad y esta precedida por una embocadura ricamente trabajada al relieve, donde predomina el color dorado, con un expresivo mascarón que fue colocado en 1965 por el escultor Mateo Torriente, y representa el arpa como motivo relacionado con la música.

El escenario se complementa con dos torres de palcos grillés o proscenio. Las pinturas murales que adornan las paredes y techos de la instalación se deben al artista filipino – madrileño Camilo Selaya, quien radicaba en La Habana y fue tambien autor de la decoración del Teatro La Caridad de Santa Clara.

El pórtico de la fachada principal del Terry esta rematado por tres mosaicos de la casa veneciana de Salviati, alegóricos a la musa de la tragedia, la comedia y la música, y constituyen uno de los pocos ejemplos existentes en el país de la influencia del arte bizantino.

En medio del vestíbulo se encuentra la estatua de mármol de Tomás Terry Adams, sentado, con una mirada natural, como si estuviera reposando, satisfecho de que se cumpliera su deseo.

Fuente: Ecured
Publicacion de Marvin Jui-Pérez

Salir de la versión móvil