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> El Capitolio de La Habana no se erigió con fines religiosos.

<< La Habana, una de las pocas ciudades del mundo donde existe un monumento al Diablo >>

El Capitolio de La Habana no se erigió con fines religiosos. Su construcción data de 1929, con el propósito de ser el espacio donde se reunirían los entonces legisladores de la República.

Peo en uno de sus patios internos se alza la estatua en bronce del «Ángel Caído» o también conocido como el «Angel Rebelde», el Diablo.

Se encuentra sobre un pedestal de mármol frente al Salón Simón Bolívar en el ala norte y, contrario a lo que alguien pudiese imaginar, su tamaño es apenas la media humana. Al darle forma, su autor el artista italiano Salvatore Bohemi, quiso destacar los rasgos de la personalidad que representa. Cada detalle habla de la minuciosa labor y de un espléndido y exquisito gusto por lo estético, donde el desnudo apenas se advierte, pues resulta más atractivo el estilo de la talla.

Es como si el autor se hubiese encontrado cara a cara con su creación. Resulta casi escalofriante el impacto con la imagen: imponente y majestuoso, Lucifer se alza en un impulso desafiante y rebelde. Su actitud soberbia recuerda la asumida por él al pretender ocupar el lugar de Dios. Se advierte el puño derecho cerrado, erguido hacia el infinito, mientras parece darse en el pecho con su mano contraria, como si no le dañase el hecho de haber sido condenado a vivir permanentemente fuera del cielo.

En pocas partes del orbe es posible encontrar estatuas con la imagen de Satanás como centro temático: en el Parque del Retiro, de Madrid; en Aachen, Alemania; en Bangkok, Thailandia y en Tokio. Sin embargo, la cubana tiene la peculiaridad de retratar el momento exacto en que Lucifer se rebela contra el poder divino.



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