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<< José Martí y la pintura>>

Desde muy joven, José Martí, fue gran admirador de la belleza. Gustó de las artes en sus diversas manifestaciones: el teatro, la poesía, la pintura, la escultura.

Fue tan fuerte su inclinación artística que le llevó a matricular en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura «San Alejandro», de La Habana, desde el 15 de septiembre hasta el 31 de octubre de 1867. De su desempeño como discípulo de dicha escuela —quizás en la clase gratuita de Dibujo Elemental— nada se conoce; tampoco de su asistencia durante el lapso de mes y medio, ya que su expediente no se ha encontrado. Pero de tal inclinación quedan variados testimonios. Ya en ciertos textos y publicaciones se han referido (incluso reproducido) algunos de los dibujos que realizó para ilustrar sus propios poemas y complementar de esa forma el mensaje contenido en los versos.

Su caricatura del «Tío Sam», que aparece en una hoja de papel junto a otras figurillas, y su pequeño retrato de Bolívar, realizado (quizás durante su permanencia en suelo venezolano) , dibujo al que agregó el siguiente comentario inconcluso: Mirada devastadora como hecha para penetrar hombres y montes; enjuto como espíritu puro: triste como hombre alto; de labios gruesos y casi belfudos, como hombre hecho a dominar palabras hervidoras, de frente que ofrecía ancha plaza a la luz, surcada…….

Los dibujos martianos son pocos numéricamente y no constituyen obras acabadas, sino bocetos en los que la prisa del autor se adivina en la soltura de los rasgos, en el descuido de la ejecución; prisa de la que no escapa el simbolismo en el resultado final.

En una valoración al respecto de esta faceta del Apóstol, apuntaba Gonzalo de Quesada y Miranda: […] no puede negarse a sus dibujos soltura y los que adolecen de algún defecto de técnica les sobra idea y simbolismo. Están acordes, en la rapidez de la concepción, en lo esencial de su ejecución, con el genio relampagueante del Maestro […]

Pero lo más notable y conocido son sus autorretratos, por algunos autores definidos como autocaricaturas. El primero de ellos realizado en tinta y otros 3 juntos.
De los restantes dos autorretratos, uno lo muestra de cuerpo entero sentado sobre el suelo, erguido el torso y las rodillas, vuelta la mirada sobre el hombro derecho hacia el observador.

El sexto autorretrato aparece junto a otros dibujos y la frase «Por América» repetida varias veces. Siendo tan pequeño —solo dos centímetros de alto—, es el más conocido y fue dibujado por Martí en una hoja de apuntes de la Conferencia Monetaria Internacional celebrada en Washington en 1891, y en él se muestra, ya en plena madurez, con sus característicos bigotes y amplia frente que evoca sus bustos.

En Martí, su vocación hacia la pintura se ve materializada, de manera sistemática, a lo largo de toda su producción escrita, pues ¿qué hizo con sus rimas sino pintar como lo hace, con pinceles, el Pintor…..





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