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DE UN RESTAURANTE Y SU HISTORIA. Bien conocido nacional, como internacionalment

DE UN RESTAURANTE Y SU HISTORIA.

Bien conocido nacional, como internacionalmente, es el prestigio de la cocina cubana, exquisita, criolla, autentica y tradicional, legado de la herencia española, africana, china e italiana, todo mezclado en un gran ajiaco*, como nuestra nacionalidad misma, según la calificara el doctor Fernando Ortiz.

La riqueza de nuestros campos con sus fértiles tierras, sumada a nuestro clima tropical, hacen posible el disfrute de una gran variedad de platos autóctonos, que han pasado de generación en generación, logrando las delicias de una buena mesa.

Por ello contamos con una gran variedad de restaurantes a lo largo de toda la isla, los cuales fomentan y difunden nuestros platos. Uno de ellos es el restaurante El Aljibe, muy aceptado por su trato cordial, su ambiente familiar y su comida cubana, que cuenta con más de medio siglo de tradición familiar y ofrece como especialidad exquisita y exclusiva de la casa el pollo asado El Aljibe, acompañado de los tan famosos frijoles negros El Aljibe, o frijoles negros “dormidos”, como se les conoce también popularmente.

Lo que no todos conocen es que este restaurante es el resultado de una importante tradición familiar, fomentada por la familia García, los que años atrás se aventuraron a probar suerte en la gastronomía y a base de mucho trabajo, sacrificio y dedicación lograron tener uno de los restaurantes más famosos de la década del de los 50 del siglo XX: el Rancho Luna del Wajay.

Llamado así por presentar aspecto de rancho, desprovisto de paredes, con gruesas columnas de madera y techo de guano y con el piso decorado con una media Luna rodeada de estrellas.

El restaurante se inauguró el 22 de diciembre de 1953 y fue todo un éxito. Esto no era casual, estaba dado porque ya la familia García, específicamente Pepe, el hijo mayor, había decidido años antes probar suerte en la gastronomía.

Primeramente, con solo 14 años, trabajó como gastronómico en un restaurante llamado El Sitio, donde poco a poco fue prosperando y luego se le unieron sus hermanos Luis, Sergio y Rogelio.

Años más tarde, en 1946, se decidieron a arrendar parte de la finca El Aljibe, que ellos conocían de memoria, pues colindaba con el bohío de José García y Petrona Macías (Tona), fundadores de la familia. En ella emprendieron un negocio, que no solo era gastronómico, sino también turístico y recreativo, pues además del restaurante donde se ofertaba una deliciosa comida criolla, basada en los platos de la abuela Tona, incluía un recorrido por la finca con guías, una valla de gallos y una tienda donde se podían comprar suvenires. El negocio prosperó y el dueño del lugar quiso retomarlo para sí, pero no pudo continuar solo con esta empresa, y quebró a los seis meses.

Este hecho hizo que la familia comprara un terreno propio donde establecer su negocio. De esta manera adquirieron una pequeña finca de recreo en el Wajay. En ella, con la ayuda de amigos y de toda la familia, fundarían uno de los más populares restaurantes de la época, el ya mencionado Rancho Luna.

En poco tiempo el negocio comenzó a prosperar, llegando cada día más y más clientes movidos por la exquisita comida, el trato cordial, amable, la belleza y el disfrute del paisaje. No tardaron muchas de la agencias de viajes de la época en incluir a Rancho Luna dentro de sus ofertas recreativas y fotógrafos experimentados tomaban instantáneas de los clientes, bailando, comiendo o sencillamente disfrutando de ese lugar paradisíaco. Las fotos eran montadas en madera tallada o cartulina, verde o roja con dibujos alegóricos al lugar.

Pasaron los años y la familia decidió probar suerte en la ciudad, abriendo otro restaurante con el mismo sello de Rancho Luna, pero en el corazón de El Vedado. Para esto compraron un local y bajo el nombre de Rancho Luna de L, vio la luz, el 24 de julio de 1959, el nuevo restaurante. El éxito no se hizo esperar, los clientes volvían una y otra vez por sus precios asequibles, su comida de calidad y su trato esmerado.

En 1964 se decide pasar el restaurante a la administración estatal. Sergio pasaría entonces a trabajar como asesor del Instituto Nacional de la Industria Turística por su experiencia y probadas condiciones. En los años venideros siguió trabajando vinculado siempre a la gastronomía y el turismo, ocupando varios cargos importantes.

En 1991 se le propone buscar el lugar ideal para crear y dirigir un nuevo restaurante al estilo de Rancho Luna. Así surgió la actual versión de El Aljibe, con una construcción muy parecida al antiguo restaurante del Wajay, con el mismo trato de excelencia y con un menú autentico, tradicional y variado que incluye, desde las tradicionales recetas de la abuela Tona, hasta los platos más actuales de la cocina cubana. Este restaurante, que pone muy en alto el nombre de Cuba, tanto nacional como internacionalmente, es referente obligado para el turista que quiera acercarse a la cocina criolla de primer nivel.

También muy útil e interesante resulta el libro “El Aljibe un estilo natural”, escrito por dos de los integrantes de la familia García, Alicia y Sergio. En sus páginas, escritas con el amor y la dedicación que le profesaron sus abuelos, se recoge la historia del esfuerzo, empeño y dedicación de esta familia. El mismo incluye un recetario con más de 200 recetas tradicionales de nuestra mesa. Buena invitación para acercarse a parte de la historia culinaria de nuestra isla, y, por qué no, para confeccionar algunos de sus platos.

Por Isabel García Betancourt


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