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Ana de Quesada y Loynaz Esposa, madre y mambisa Nacida el 14 de febrero de 1843

Ana de Quesada y Loynaz Esposa, madre y mambisa Nacida el 14 de febrero de 1843 en Camagüey, provincia oriental de Cuba, de familia distinguida y acaudalada. Después de la Asamblea de Guáimaro, el General Manuel de Quesada invitó a Carlos Manuel de Céspedes a una comida en su casa. Allí, el Presidente de la República en Armas y se enamoró de la joven Ana de Quesada. Para entonces, Ana tenía 26 años y Céspedes 50

Él ejerció sobre ella ese influjo personal que lo caracterizó y a los pocos meses, se casaron en San Diego del Chorrillo, Najasa, en los campos de Cuba Libre.

De su matrimonio con Céspedes, tuvo Ana un primer hijo, al que puso Oscar, en recuerdo de aquel que había sido ultimado por los españoles. Ana vivía con su niño, su madre, sus hermanas y otras familias cubanas en un caserío en una zona intrincada, hasta que llegó al lugar una escuadra enemiga que los sacó y quemó las viviendas.

Ana logró que la dejaran con su pequeño hijo, al parecer porque los españoles pensaron que podrían apresar al Presidente cuando viniera a buscar a su esposa. Pero la aguerrida joven logró internarse en la manigua y poco después se reunió con el jefe insurrecto. El pequeño Oscar no resistió los rigores de la manigua y murió.

Céspedes decidió mandar a su mujer al exilio, y tras partir a coger una embarcación acompañada del poeta mártir Juan Clemente Zenea, fueron hechos prisioneros. Poco después ella pudo marchar a Estados Unidos. Allá nacieron los gemelos Carlos Manuel de Céspedes y Quesada y Gloria de los Dolores de Céspedes y Quesada.

En octubre de 1873 después de dificultades surgidas en la Cámara de la República en Armas, se tomó el acuerdo de deponer a Céspedes como Presidente. Este pidió que se le facilitara un pasaporte para reunido con su esposa e hijos, poder desde el extranjero seguir sirviendo a la revolución. La Cámara no accedió a esta petición y Céspedes se retiró a la hacienda San Lorenzo, donde como es sabido encontró la muerte, en doloroso episodio.

Ana de Quesada había seguido paso a paso todas las actividades del patricio, con el vivió intensamente los preparativos que antecedieron a la epopeya de Yara; prestó su ayuda eficaz y valiosa para la consumación de la empresa heroica del 10 de octubre de 1868. Gozó de la victoria de la toma de Bayamo, alentó el incendio del mismo, y sufrió con los vaivenes de aquella intensa jornada.

Después de tan azarosos momentos, la exiliada Ana se dio por entero a un solo pensamiento: preparar a su hijo Carlos para servir a la Patria, cuando comenzara de nuevo la guerra para lograr la redención de Cuba.

Carlos Manuel de Céspedes y Quesada viene a Cuba en una gran expedición, a la patria que materialmente no conoce, pero que siente muy suya por todo lo que de ella su madre le ha contado. Ana también forma parte de esta expedición, para acompañar a su hijo y volver a integrarse a las luchas revolucionarias.

Muerte
Ana de Quesada y Loynaz falleció en París, el 22 de diciembre de 1910.

Testimonio
Alba de Céspedes, nieta de Ana de Quesada dijo a cerca de ella: “Era un carácter. No era una mujer dulce, sino fuerte, dura, porque se quedó sola en el mundo luchando por sus hijos en el exilio, mientras mi abuelo peleaba por Cuba. Pero era una gran patriota.

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