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Ana Betancourt nació en Camagüey, Cuba, en 1832. Libertadora y activista por los

Ana Betancourt nació en Camagüey, Cuba, en 1832. Libertadora y activista por los derechos de la mujer cubana.

Pertenecía a una familia acaudalada y recibió la educación propia de las mujeres de esa época: bordado, tejido, cocina y las tareas propias del hogar. Durante cuatro siglos Cuba estuvo bajo el dominio de España, y por consiguiente, las costumbres españolas era lo que predominaba en la isla: el Estado y la Iglesia ejercían el poder tomando parte en la administración pública. La moralidad y rigidez de la época determinaba el comportamiento de la mujer: debía someterse no sólo al poder español, sino además al poder patriarcal en su vida familiar. La mujer virtuosa debía resignarse o asumir gustosamente su marginación en el hogar y su falta de estudios, lo que le impedía la elección sobre su propia vida.

Ana se casó en 1854 con Ignacio Mora de la Pera (1829-1875), un joven camagüeyano, de fuertes ideas políticas y liberales, perteneciente a una familia de abolengo. Con la ayuda de su esposo y de forma autodidacta, Ana estudió idiomas, gramática, historia y literatura, llegando a ser una mujer inteligente y culta.

Desde los primeros años del siglo XIX América Latina sufrió varias guerras de emancipación, siendo Haití el primer país independiente en 1803, luego de una revuelta de esclavos y libertos contra los dominantes franceses. Las colonias españolas, luego de varios años y luchas cruentas y despiadadas, fueron conquistando su liberación de España, con las únicas excepciones de Cuba y Puerto Rico, que permanecían fieles a la corona. Pero, llegada la segunda mitad del siglo, comenzaron los movimientos liberadores, forjando una identidad nacional.

Durante años Ana e Ignacio Mora fueron militantes en la lucha por ver a su tierra libre del colonialismo español y su casa fue refugio y punto de reunión de los patriotas. En su imagen de buena burguesa y desafiando las costumbres de la época, Ana, valiente y muy decidida, llevaba y traía información, arengaba a los hombres de su provincia, redactaba numerosas proclamas en apoyo a la libertad.

Luego de cuatro años de conspiración haciendo acopio de armas, el líder independentista Carlos Manuel Céspedes (1819-1874) en octubre de 1868 declaró la independencia de la isla, bajo las divisas de unidad e igualdad: blancos, negros y esclavos libres. Ana e Ignacio estuvieron presentes en la primera Asamblea Constituyente en Guáimaro, en Camagüey, en abril de 1869 donde fue redactada la primera Constitución cubana. Céspedes fue Presidente de la República de Cuba en Armas desde 1869 a 1873.

Ana fue una precursora por los derechos de la mujer: en un manifiesto, – que leyó un compañero patriota, ya que ella por ser mujer, no tenía ciudadanía, – frente a la Asamblea, reclamó la emancipación de la mujer, su derecho a estar al lado de los hombres en la lucha por la libertad de su patria.

En 1871 el matrimonio fue detenido por los realistas, Ana fue deportada a Estados Unidos y luego a Jamaica. En esta isla Ana fundó una escuela para niños cubanos y es aquí que en 1875, recibió la noticia de la ejecución de su esposo. Regresó a Cuba por poco tiempo, pues al seguir la lucha insurrecta, fue deportada nuevamente, esta vez a España. En Madrid, Ana siguió con sus ideas independentistas, recabando información que enviaba a la isla.

En 1898 libre del dominio español, Cuba logró la Independencia.

Ana Betancourt murió en Madrid, de un paro cardíaco en 1901, cuando se disponía a regresar a Cuba. Desde 1982 sus restos descansan en un mausoleo a su memoria, en Guáimaro, en Camagüey.


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