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«….Era Maceo caballeroso, franco, leal, sencillo, casi ingenuo. No era cruel: era magnánimo. No era grosero ni duro, era cortés, afable, bondadoso. No gustaba de fumar ni de las bebidas alcohólicas, sólo se atrevía a fumar a su lado su hermano José. Los bebedores la pasaban mal a su lado. Limpio era como una dama. En literatura gustaba del estilo empenachado y conmovido y que revelara sinceridad. Racista? El significado de ésa palabra no lo conocía. Para él no hubo en Cuba más que cubanos. Era de bronce masizo aquel hombre, sin cuevas para víboras y gusanos.
Cuando el 7 de diciembre de 1896 caía en Punta Brava , herido por dos balas, tenía ya 24 cicatrices. Las dos últimas hicieron 26, veintiséis condecoraciones de gloria.
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